Doce
meses más tarde, ha perdido 90 kg y se siente y ve mejor que nunca. "He
logrado lo imposible, estoy feliz", asegura. La joven carecía de
energía y no confiaba en sí misma, prefiriendo siempre quedarse en casa y
no salir con sus amigos.
"Casi
en mi 21 cumpleaños me senté y pregunté que si yo pesaba 157 kg con
esta edad, dónde estaría mi peso con diez años más", comenta Jennifer
Ognenovski, una estudiande australiana a ' The Daily Mail'.
Ahora, doce meses más tarde, ha perdido 90 kg y se siente y ve mejor
que nunca. "He logrado lo imposible, estoy feliz", asegura. La joven
carecía de energía y no confiaba en sí misma, prefiriendo siempre
quedarse en casa y no salir con sus amigos.
"Había estado viajando por Europa y siempre estaba cansada después de
caminar a cualquier lugar, y después de hacer turismo, lo único que
quería era comer y sentirme llena. De vuelta a casa no quería hacer nada
tampoco. Siempre fui una persona social, pero mi peso empezó a
retenerme de verdad. Tenía miedo de ir de compras porque pensaba que
nunca sería capaz de encontrar nada de mi talla que me quedase bien",
comenta Jennifer.
Aunque la dieta de esta estudiante no estaba mal planteada, no realizaba
ningún ejercicio y su apetito era cada vez mayor. "Estaba comiendo una
gran cantidad de hidratos de carbobo y tenía hambre constantemente, no
podía pasar más de dos horas sin comer. Me gustaban mucho los fritos.
Cuando tenía que ir a estudiar a la universidad, a menudo era más fácil
para mí tomar algo de comida rápida. Después volvía a casa y simplemente
no hacía nada", explica.
Ognenovski decidió probar una dieta alta en proteínas vegetales y
baja en carbohidratos con la que llegó a perder hasta 15 kg. Así, esta
australiana decidió acudir a un cirujano bariátrico para hacerse una
manga gástrica, una intervención en la que se recorta una parte del
estómago dejando la parte restante en forma de manga o tubo, la cual
conecta al esófago con el intestino delgado. Esto lo reduce del tamaño
de una pelota de fútbol al de un plátano.
"He tenido sobrepeso toda mi vida, y aunque he estado a dieta muchas
veces y mi familia me apoyaba, nada funcionaba, por lo que cuando perdí
peso y el cirujano vio mi situación a mi edad, dijo que era una
candidata perfecta". Además añadió que: "He estado luchando contra mi
peso toda mi vida, sentí que este era el último recurso, ya sabía lo que
tenía que hacer, pero nunca estaba satisfecha y siempre tenía hambre",
concluye. Pero la historia no termina así, no se puso el balón gástrico,
adelgazó y todo cambió, no. Jennifer tenía que esforzarse más aún, y
cumplir con dos pasos muy importantes.
Aprender a comer
Después de la cirugía, tuvo que reorganizar su alimentación. "Las
primeras ocho semanas son un periodio de ajuste real, ya que aprender a
comer de nuevo es muy difícil. Se empieza con líquidos durante los
primeros quince días, después, alimentos en puré las otras dos
siguientes semanas y a continuación se introducen los alimentos
blandos", explica.
"Fue muy surrealista. No era muy sociable en las primeras semanas,
pero una vez mi dietista me ayudó a volver a una dieta alta en protéinas
vegetales y baja en grasas, todo cambió por completo. Dejé los
carbohidratos, ya que me hacían sentir enferma". Casi seis meses después
de la operación, cuando ya había perdido 57 kg, Jennifer volvió a
viajar a Europa de vacaciones y realmente notó la diferencia. Confesaba
que nada tenía que ver con su anterior viaje y que ahora podía subir
montañas, escaleras y soportar el calor más fácilmente.
Después que se recuperara de la operación volvió al gimnasio para
continuar mejorando su estado de salud. "Estoy increíblemente feliz.
Cuando la gente me ve no me reconoce, pero sigo siendo la misma persona,
aunque ahora más animada y segura de mí misma".
Ognenosvski asigue también una dieta citogénica, que se centra en la
ingesta de más alimentos ricos en proteínas y grasas y la restricción de
glúcidos y azúcares con el objetivo de generar una situación de cetosis
(exceso de cetonas en la sangre), similar al ayuno.
Además sube toda su evolución a Instagram para motivar e inspirar a
otras mujeres. "Muchas personas creen que hacerse la manga gástrica es
un camino fácil, pero no es así. He conocido a personas que se hicieron
la operación y engordaron de nuevo porque volvieron a sus viejos
hábitos. Es necesario tener fuerza de voluntad. Si alguien me dijese
hace uno año que iba a pesar 90 kg menos no me lo creería, es una
situación a la que no quiero volver jamás".
Fuente: El Confidencial