Se
trata de un planeta enano situado en los confines del sistema. La
distancia entre el Sol y ese planeta es tan grande que la luz solar
tarda 13 horas en alcanzar su superficie.
El
sistema solar cuenta con un planeta más y este se encuentra en sus
confines más lejanos. Un grupo de científicos internacionales ha
declarado que el cuerpo celeste 2014 UZ224, apodado DeeDee (de las
iniciales de 'Distant Dwarf', 'enano lejano' en inglés), tiene unas
características que le permiten ser considerado como un planeta enano,
informa el portal web Space. No obstante, DeeDee todavía no ha recibido
esa designación oficial.
El argumento de los investigadores es que con sus 635 kilómetros de
diámetro (la Tierra tiene un diámetro de 12.742 kilómetros) el 2014
UZ224 posee una masa y una gravedad suficientes para tener forma
esférica, uno de los rasgos necesarios para que un objeto sea
considerado un planeta.
La luz solar tarda 13 horas en llegar
La temperatura en la superficie del planeta enano es de -243ºC, o 30
grados Kelvin. El objeto celeste refleja solo el 13% de la luz que
recibe. La distancia hasta el planeta es tan enorme que luz del Sol
tarda 13 horas en alcanzar su superficie. En comparación, la luz de
nuestro astro tarda poco más de 8 minutos en alcanzar la Tierra. En la
actualidad, DeeDee está a unas 92 unidades astronómicas (la distancia
media entre el planeta Tierra y el Sol) del astro. Es por eso que el
2014 UZ224tarda unos 1.100 años en completar su órbita.
El planeta se encuentra en un área muy rica en pequeños mundos
congelados a los cuales los astrónomos se refieren como objetos
transneptunianos (TNO), categoría que engloba a una cantidad innumerable
de cuerpos poco conocidos con órbitas más lejanas que la de Neptuno. El
2014 UZ224 es el segundo TNO más distante del que se tiene conocimiento
entre los que tienen una órbita confirmada, superado solo por el
planeta enano Eris.
Los primeros indicios de la existencia de DeeDee aparecieron en otoño
del año pasado, cuando un equipo de astrónomos de la Universidad de
Michigan lo descubrió con la ayuda de un telescopio del Observatorio
Interamericano de Cerro Tololo (CTIO), en los Andes chilenos. Lo
encontraron a pesar de que su brillo es muy efímero.