El papa Francisco ha vuelto a elegir una cárcel,
como en el primer año de su pontificado, para celebrar el rito de Coena
Domini (La Cena del Señor) del Jueves Santo y lavar los pies de algunos
de los detenidos de la prisión de Paliano, en la provincia de Frosinone,
cerca de Roma.
Desde que fue elegido, Francisco decidió continuar la tradición que
mantenía cuando era arzobispo de Buenos Aires y, en el primer año de su
pontificado, lavó los pies de doce menores recluidos en una cárcel
romana.
El año siguiente lo hizo a doce discapacitados de distinta edad,
nacionalidad y religión de un centro de ayuda, después repitió el rito
en la cárcel romana de Rebbibia, y el año pasado lavó los pies de 12
refugiados del centro de acogida de Castel Novo di Porto, en la
provincia de Roma.
La cárcel de Paliano se encuentra en la provincia di Frosinone, en la región del Lazio, y a unos 70 kilómetros de Roma.
Allí como es habitual celebrará para los cerca 75 reclusos y personal
la misa del Jueves Santo y después procederá al lavado de los pies, en
el que se repite el gesto que hizo Jesús a los apóstoles durante la
última cena.