Se acerca el 1 de mayo, Día del Trabajador, y los venezolanos están a
la expectativa del anuncio del salario mínimo oficial. Decreto
acostumbrado a autorizarse por el Gobierno nacional en la última semana
de abril. Las proyecciones que flotan es un ajuste de 50 por ciento.
Posible tope a anunciarse a cuatro meses del primer incremento de 27 mil
91 bolívares a 40 mil 638, frente a una inflación de 65,5 por ciento en
bienes y servicios.
Armando Urdaneta, economista, advierte que cualquier ajuste tiene un
efecto contrario a reivindicar el derecho de los trabajadores para mejor
el poder adquisitivo. El aumento no mayor de 50 por ciento, la mitad
del vigente, apenas significaría 20 mil bolívares más. Lo que alcanzaría
para dos cartones de huevos. Y es que cada estuche se exhibe entre
nueve mil y 10 mil bolívares en los mercados populares.
Pero los trabajadores cuantifican sus gastos y consideran el
incremento razonable sobre el millón de bolívares. “Lo demás son
aumentos absurdos porque el Gobierno aumenta a 200 mil (bolívares) y
después los precios de los productos van al doble”, critica Esperanza
Núñez, desempleada, al relacionar el ingreso mensual con el costo de los
bienes y el valor de la canasta que ronda los 700 mil bolívares. “El
ajuste será una locura. Quedamos en lo mismo”, rezago en capacidad de
abasto, lamenta.
Luis Gutiérrez, docente, considera “oportuno” incrementar el salario
por encima del cestatique fijado en 108 mil bolívares. A 300 mil
bolívares el mínimo y 200 mil bolívares la bonificación de comida
permitiendo un ingreso neto de 500 mil es la estimación. “Siempre los
sueldos y salarios deben ser mayor que las bonificaciones”, recalca.
El sector laboral evalúa cuál porcentaje será el más favorable para
el trabajador. Marcela Máspero, coordinadora nacional de Unete,
cuestiona la propuesta de la central de trabajadores en ajuste de
salarios mínimo hasta 200 mil bolívares. “Es muy difícil estar de
acuerdo”, asegura en entrevista a Unión Radio.
La dirigente tilda de “pírrico” un valor que no alcanza ni la mitad
de la cesta alimentaria. Con un salario mínimo inferior que “no se
estaría atacando los problemas reales de escasez, producción nacional e
importaciones a alto costo”.
Más inflación
El analista económico alerta “condiciones deplorables”. Urdaneta
explica que el Gobierno suelta masa monetaria presionada por la política
salarial, en un escenario donde no existe capacidad de respuesta a la
demanda de bienes. Los efectos se verán en los precios que “aumentan más
rápido que el salario real”.
Recalca que en tres meses los salarios de los trabajadores volverán a
estar por debajo del indicador razonable para el poder de compra. Habrá
una masa monetaria demandando productos que Venezuela “no puede
producir ni puede importar”, las consecuencias apuntarán a los precios y
la balanza de salarios nominal y el salario real caerá.