"¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!", gritó una multitud en la Basílica de Santa Teresa, en el centro de Caracas, cuando el cardenal Jorge Urosa, quien ofició la ceremonia que congregó a centenares de personas, dio por culminado el acto.
Segundos después empezaron los enfrentamientos dentro del templo, que obligaron a policías a ingresar para calmar la situación. Varios feligreses ajenos a la refriega corrían aterrados.
El dirigente opositor Antonio Ecarri, presente en la misa, denunció que "el cardenal fue golpeado" al salir de la iglesia. El prelado abandonó el lugar escoltado por agentes policiales.
Los incidentes se produjeron en
momentos de alta tensión por las manifestaciones que la oposición inició
en todo el país el pasado 1 de abril y que han derivado en fuertes
disturbios, con un saldo oficial de al menos dos muertos, decenas de
heridos y más de un centenar de arrestos.
El diputado Alfonso Marquina señaló
este miércoles que una tercera persona falleció la noche del martes: un
adolescente de 14 años herido por un disparo en el abdomen durante una
protesta en la ciudad de Barquisimeto (estado Lara, oeste).
Marquina responsabilizó a "colectivos", grupos civiles que apoyan al chavismo y que la oposición califica como "bandas armadas".
En una rueda de prensa más temprano,
Urosa había llamado a "no politizar" los actos religiosos de Semana
Santa, luego de que dirigentes opositores llamaran a acudir a la
procesión con la bandera venezolana.
"No debemos politizar en absoluto la procesión del Nazareno", había dicho el jerarca.
Urosa cerró la misa con una oración
"para que los venezolanos, como hermanos, podamos resolver nuestros
conflictos de manera pacífica y democrática".
El Nazareno de San Pablo es una
imagen tallada en madera que data del siglo XVII y que cada Miércoles
Santo es llevado en procesión en el centro de la capital hacia la
Basílica de Santa Teresa.