El
penal de Aguaruto (Sinaloa, México) aloja a presos de todo tipo,
incluidos jefes narcos. Tras una escandalosa fuga, se filtraron imágenes
del interior de la cárcel que despertaron indignación por los lujos,
comodidades y servicios que poseían los internos. Así, los reos
disfrutan de privilegios prohibidos por la legislación mexicana:
consumen cocaína y marihuana, utilizan teléfonos celulares, poseen
televisores de plasma en sus habitaciones y hasta reciben visitas de
trabajadoras sexuales.
Escenario de corrupción
Este presidio con condiciones de lujo confirma la corrupción de sus
responsables —acusados de tener vínculos con el crimen organizado de
México— y vuelve a poner en tela de juicio el autogobierno que poseen
esos recintos, que aumenta la violencia y el tráfico de drogas internos y
resulta contrario a la recomendación de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos.
Hoy en día, Aguaruto alberga 2.412 internos. Entre 2005 y 2016 se
escaparon 46 prisioneros, sufrió un motín y fue sede de 54 asesinatos y
24 suicidios. Además, durante sus inspecciones las autoridades hallaron
pistolas, armas de asalto, cargadores, granadas de fragmentación,
marihuana, dinero, celulares, transmisores de Internet y otros
dispositivos electrónicos.
Los responsables de Sinaloa acordaron reforzar la seguridad,
trasladar lo antes posible a las personas condenadas por delitos
federales a centros penitenciarios más seguros, instalar bloqueadores de
señal telefónica y desmantelar las celdas de lujo.