El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha adaptado al día a día de la Casa Blanca pero sin cambiar sus hábitos tras consagrarse a la vida política, informa El Confidencial.
En
la sede presidencial el magnate inmobiliario trabaja, ve mucho
televisión, tuitea y duerme poco, señala el diario digital español.
Trump,
de 70 años, puede pasar varios días sin salir a la calle porque es una
persona casera, según su amigo y asesor Roger Stone, que lo describe
como un hombre al que "le gusta estar en un sillón con una hamburguesa con queso" y ver televisión.
Según se desprende de una entrevista concedida a 'The New York Times'
poco después de la toma de posesión, Trump se despierta a las seis de
la mañana, pasa tres horas viendo televisión y leyendo la prensa,
después de lo cual llega al despacho oval para mantener reuniones.
A
las 6 o 7 de la tarde termina su jornada laboral y se retira a la
soledad de sus dependencias. Su esposa Melania y su hijo pequeño Barron
se quedan en Nueva York la mayor parte del tiempo hasta que el último
acabe su curso escolar.
Por lo tanto, la única persona que pasa
por los aposentos de Trump es Keith Schiller, su jefe de seguridad
personal desde hace 18 años.
De noche el presidente vuelve a la televisión y a su viejo e inseguro móvil basado en Android, que usa para reaccionar rápidamente en Twitter a las noticias que considera relevantes.
Hacer
ejercicios y dieta, cosas típicas de sus predecesores, no es del gusto
de Trump, que se comporta como un ciudadano común y corriente. Incluso
su evidente sobrepeso ―108 kilogramos sobre 1,92 metros de estatura―
no es motivo de preocupación y el mandatario prefiere la carne roja
bien cocinada, pollo frito, pizza, beicon y Coca Cola Light.
Al mismo tiempo, Trump no toma café ni alcohol ni fuma.
El único deporte al que se dedica es el golf. El presidente duerme poco
y a veces sus primeros tuits aparecen antes de las seis de la mañana,
concluye el medio.