Hay dos formas de ver la Nintendo
Switch, la nueva consola de la compañía japonesa. Una es como sucesora
de la Wii U -un cuestionado intento de reinventar la idea del sistema de
videojuegos de hogar- buscando retomar el rumbo y posicionarse en un
mercado cada vez más competitivo; y la otra como una nueva idea, una
extensión de los conceptos de la consola de hogar y la portátil,
buscando mezclarlas en un solo dispositivo.
¿Resulta? La primera impresión es que
sí, que la ejecución de un sistema basado en una tableta a la que se le
conectan y desconectan controles es atractiva y satisfactoria en su
uso. Pero tras una semana con la Switch, la novedad empieza a
desaparecer y quedan dudas sobre qué tanta facilidad tendrá para
competir.
Partamos por lo básico. La Switch en
sí es una tableta con una pantalla táctil de 6,2 pulgadas con resolución
HD (720p). Usa cartuchos para los juegos, y dos controles llamados "Joy
Con", que se pueden usar conectados a cada lado del display o de manera
inalámbrica (con uno en cada mano o unidos en el accesorio "Joy Con
Grip", que les da la forma de un control más tradicional).
Además, se puede conectar a una caja
que permite enviar la imagen a un televisor, donde puede mostrar
contenido en Full HD (1080p). El funcionamiento de la consola es fluido.
Tal como prometían los videos promocionales del equipo, la Switch no
presenta demoras en su uso o en el envío de la imagen al televisor.
Además, el diseño está pensado para
que cada acción (conectar o desarmar los controles, abrir la pata
trasera para usar la consola en una mesa) venga acompañada de un
satisfactorio "click".
Todo esto ayuda a que la experiencia de uso se sienta premium, pese a la construcción plástica del dispositivo y sus partes.
El software responde rápido. Ya no
están los eternos tiempos de carga de la Wii U, sumando incluso
descargas rápidas de parches y actualizaciones.
Pero aquí también asoma uno de los
primeros problemas de la Switch: su limitado espacio de almacenamiento,
al incluir sólo 32 GB de espacio interno (aunque es ampliable vía
tarjetas microSD), quedando lejos de los 500 GB que ofrecen como base la
PS4 y la Xbox One.
Y es cierto que Nintendo puede
apuntar a otro público con la Switch, que la compañía dejó de competir
en gráficas y se centra en la experiencia (una que funciona muy bien,
por cierto).
Pero para muchos usuarios, la
decisión de compra será entre lo último de Nintendo, Sony y Microsoft, y
hay algunos campos donde la firma de Mario no puede competir de igual a
igual. Por ejemplo, los juegos.
Durante la primera semana de disponibilidad, el título más importante a la venta es el esperado The Legend of Zelda: Breath of the Wild, calificado por la crítica como el mejor juego de Zelda en años. Pero más allá de él, no hay grandes apuestas.
1-2 Switch muestra las
capacidades de la consola a través de 28 minijuegos, pero todavía queda
la duda de por qué no venía incluido (como ocurrió con Wii Sports y Nintendoland, en la Wii y Wii U, respectivamente).
Otros títulos como Super Bomberman R y Just Dance 2017 dan buenos resultados, pero no justifican el cobro de $45 mil o están disponibles también en otros sistemas.
También hay que considerar el tema de las gráficas, aunque Nintendo se ha distanciado de esta área. Breath of the Wild no
ofrece mejoras notorias entre su versión de Switch y Wii U, lo que
puede no significar mucho ahora pero sí puede generar problemas para
Nintendo en el futuro.
La compañía ha indicado que quiere
más presencia de desarrolladores externos en la Switch, pero si su
consola no puede ofrecer la misma calidad gráfica que la competencia,
muchos gamers no verán incentivo para entrar al ecosistema.
La situación de los juegos mejorará en el futuro. Mario Kart 8 Deluxe saldrá a la venta a fines de abril, Splatoon 2 llegará un par de meses después y Super Mario Odyssey hará lo propio a fin de año.
Pero la duda persiste sobre los desarrollos de terceros (aunque ya están confirmados una versión de Skyrim y al menos un juego de la serie NBA 2K).
La Switch parece una versión refinada
de lo que la Wii U debía ser. La pesada y lenta tableta GamePad fue
reemplaza por un equipo independiente, que permite jugar en cualquier
escenario (incluso siendo de fábrica un equipo multiplayer, con cada
jugador usando un Joy Con) y con una duración de batería que con hasta
seis horas de carga, es suficiente para el uso en la ciudad.
Usar la Switch ahora es novedoso y
entretenido, y esa era su primera tarea. Ahora Nintendo debe intentar
posicionarla en el largo plazo, más allá de sus limitaciones técnicas.