Llega la noche, una vez acostados en la cama, revisamos el celular
por última vez en el día. Se contestan los últimos mensajes de WhatsApp,
se repasa la actividad de los amigos en las redes sociales, se lee
alguna noticia de interés. Ese rato se puede extender durante largos
minutos y sus repercusiones a la hora de conciliar el sueño, no hay dudas, son negativas.
La culpable tiene un nombre y es una hormona: la melatonina. Es la
encargada de promover el estado del sueño. Al revisar el celular caída
la noche, el cerebro envía corrientes de luz potente; un mensaje
contradictorio que disminuye la secreción de la hormona y, por ende,
reduce el cansancio.
No es solo el celular a la noche. También las pantallas iluminadas de los LCD y las tablets generan un efecto similar.
El doctor Alejandro Andersson, médico neurólogo, director médico del
Instituto de Neurología de Buenos Aires, explicó: “El tipo de radiación
lumínica que emiten, producen dos fenómenos de trascendencia para los
ritmos de sueño. Por un lado, afectan su período natural de sueño,
reduciéndolo a niveles de peligro. Por otro, agregan un factor
distorsivo, pues la luz del monitor en ese momento atrasa nuestro reloj
biológico”.
En el reloj biológico parece residir la clave en la conciliación del
sueño: “Nos invita a dormir para que no fallezcamos y nos anima a
despertarnos al cabo de un tiempo apropiado para el organismo”, señaló
Andersson, quien también detalló que las consecuencias de su
manipulación pueden ser terribles: “Si se altera, afecta también a los
patrones de alimentación, a la actividad cerebral y a la regeneración
celular. Modificarlo no provoca simples ojeras; una distorsión
grave y prolongada de este ritmo puede conducir a obesidad, diabetes e,
incluso, cáncer”.
La recomendación del especialista es evitar el brillo de las pantallas minutos antes de ir a dormir. Su brillo provoca confusión y consiguientes dificultades en el descanso.
También aconsejó: “Es importante contar en el dormitorio con una luz
más cálida porque afecta menos a la producción de esta sustancia y, a
medida que avancen las horas, el cuerpo irá pidiendo descansar”.
En los tiempos que corren, resulta inevitable estar expuestos a
iluminación artificial. Sin embargo, de acuerdo al neurólogo, en
cuestiones de luz, el color importa. “Si normalmente cerramos los ojos a
las 23, permanecer expuesto a luz azul puede hacer que resulte
imposible conciliar el sueño hasta pasadas las 2 de la madrugada”,
advirtió.