En el siglo XIX, la indígena sinaloense Julia Pastrana, 'la mujer
más fea del mundo', se hizo famosa en los circos y ferias de Estados
Unidos, Canadá y Europa.
Tenía una voz melodiosa y bailaba con gracia, pero el vello grueso y
negro que le cubría el cuerpo y su mandíbula simiesca, hicieron creer a
científicos como Darwin que en su 1.37 metros de estatura podía habitar
el 'eslabón perdido'.
Julia Pastrana, la Indescriptible, llegó en 1857 a Londres precedida
por el asombro que había despertado en las ferias de Estados Unidos y
Canadá.
Arribó a Inglaterra junto a su empresario, y futuro marido,
Theodore Lent. Para halagarlo, Pastrana se esforzaba en su papel de
'monstruo'. Cantaba con voz de mezzo-soprano, tocaba la guitarra y se
refería con ligereza a la veintena de pretendientes que había desairado
en América.
De gira por Moscú, el 20 de marzo de 1860 dio a luz un niño que
heredó su enfermedad y murió a las 35 horas de nacido; ella falleció
cinco días después del parto.
Lent ideó entonces una macabra forma de conservar su fuente de
ingresos. Autorizó que los cuerpos de Pastrana y de su hijo fueran
embalsamados, y después los exhibió durante más de una década en los
principales circos europeos. Su explotación habría de prolongarse más de
un siglo. Tras la muerte del empresario, su cuerpo pasó de un dueño a
otro, hasta que en 1973 tuvo su última gran gira por Suecia.
El 24 de abril de 1997, el periódico Dagbladet publicó que
existía una 'propietaria legítima' de Pastrana, avalada por la
Asociación de Hospitales del Estado, una mujer noruega que deseaba
enterrarla en México.
Un año antes, tras una serie de debates, el Ministerio de
Educación, Investigación y Asuntos Eclesiásticos había establecido que
el cuerpo de la indígena debía conservarse por razones de interés
científico.
Laura Anderson Barbata llegó a Oslo en julio de 2005 con
una beca de la Office for Contemporary Art Norway (OCA) y comenzó a
hacer preguntas. 'Quería entender por qué mantenían a Julia en una
especie de limbo', cuenta la artista mexicana. 'Ni era sujeto de
investigación ni había sido enterrada'.
'Quiero que Julia regrese a casa físicamente,
enterrarla, y también conceptualmente, en la memoria de la gente', dice
la artista, quien prepara un espectáculo multidisciplinario sobre la
vida de Pastrana.