El fundador de WikiLeaks Julian Assange expresó su admiración por
Hugo Chávez a través de una carta enviada a los integrantes de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales por la Humanidad.
En la carta Assange resalta la reivindicación y papel que jugó Chávez en los escenarios internacionales. “Chávez
tuvo el papel más importante en el escenario global con sus incansables
esfuerzos para seguir avanzando en la integración y cooperación
regional y construir un mundo multipolar”.
Aquí el texto íntegro.
Carta enviada al XV Encuentro de la Red En Defensa de la Humanidad, Comunicación emancipadora o patrias colonizadas.
Amigos de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales por la Humanidad reunidos en Caracas.
En el libro de Proverbios dice que “una casa se construye con
sabiduría, y se establece por medio de entendimiento. Sus cuartos se
llenan de hermosos tesoros a través del conocimiento”. Pero hay algo más
en todo esto. El siguiente verso es “Los sabios son más poderosos que
los fuertes”.
El conocimiento es poder.
Tengo el gran honor de dirigirme a Ustedes en este aniversario por la
muerte de un hombre que ha luchado amplia y aguerridamente contra el
imperialismo, el neocolonialismo y otras formas de opresión a los
pueblos, especialmente en América Latina.
Chávez tuvo el papel más importante en el escenario global con sus
incansables esfuerzos para seguir avanzando en la integración y
cooperación regional y construir un mundo multipolar.
Denunció las injusticias tal y como él las veía y en el 2001 fue el
único líder que denunció el asesinato cometido por los Estados Unidos de
civiles inocentes en Afganistán, indicando: “Ustedes no pueden pelear
el terrorismo con terrorismo”. Poco después de 6 meses, los EEUU
apoyaron un golpe de estado en su contra que fue revertido cuando
cientos de miles de venezolanos tomaron las calles, muchos de ellos con
la Constitución en sus manos.
Como todos nosotros, él no estaba libre de pecado, pero sus virtudes sacudieron la tierra.
Como director de Wikileaks, sacamos a la luz los secretos de los
poderosos y además construimos una Biblioteca distinta y poderosa, una
biblioteca que contiene la información sobre cómo realmente funciona
nuestro mundo y sus instituciones, que contiene información que por
siglos ha estado solamente en manos de las élites y que ahora ―no sin
correr riesgos y persecuciones― hemos democratizado y puesto a
disposición del pueblo, sin distinción de orientación política o credo.
Es para todos y todas, para que la sociedad del todo mundo abra los
ojos, y con datos irrefutables en la mano, confronte a los poderosos y
saque sus propias conclusiones, sin filtros mediáticos, sobre los
eventos y decisiones políticas que afectan sus vidas.
El objetivo de Wikileaks, de buscar la verdad en nombre de la
humanidad, es hoy más importante que nunca, un objetivo que seguimos
buscando a pesar del alto precio que pagamos por ello.
El costo, en mi caso, ha sido alto. He estado perseguido
judicialmente y detenido por casi siete años, sin que pese cargo alguno
en mi contra. La persecución se ha extendido a mi familia, a mis hijos, a
quienes no he podido ver durante todo este tiempo.
Tanto Naciones Unidas, como numerosas organizaciones de Derechos
Humanos y personalidades a nivel mundial han hecho un llamado a Suecia y
al Reino Unido para que respeten sus obligaciones internacionales, para
que respeten y reconozcan la soberanía del Estado de Ecuador y por
tanto reconozcan mi asilo y dejen de bloquear el ejercicio de este
derecho humano. Es inconcebible que la actitud imperialista de Reino
Unido y de Suecia, en pleno siglo 21, les permita, con total impunidad,
ignorar un acto soberano de un país independiente, Ecuador.
Recuerdo a los presentes que Ecuador pagó y sigue pagando un alto
precio al otorgarme el asilo para protegerme de la persecución política
por haber expuesto los secretos del imperio. Su Embajada en Londres
sufrió amenazas de ataque por la policía británica y hasta el día de
hoy, es sujeta de niveles de vigilancia que no tienen comparación
alguna.
Denegar el salvoconducto para que yo pueda ir a Latinoamérica es un
acto de imperialismo puro, de países que ocupan altos cargos en Naciones
Unidas, y, sin embargo, se rehúsan a reconocer y habilitar el ejercicio
de un derecho universal, y lo hacen en total impunidad, burlándose,
además, de la soberanía de un país del Sur y de toda la región
Latinoamericana que respaldó unánimemente mi asilo, constituyendo un
grave insulto a la dignidad de nuestros pueblos y al mismo sistema de
Naciones Unidas. Hacer esto por años muestra el deterioro y grave
retroceso del sistema internacional de protección de derechos humanos
para todos.
Ni hablar de mi país, Australia, un sirviente más de los intereses
imperialistas, que en siete años no ha abogado por mí ni una sola vez y
que además busca criminalizarme para que yo no pueda volver a casa. A
pesar de una Resolución firme de la más alta autoridad en temas de
Detención Arbitrarias que después de analizar detenidamente mi caso,
estableció que mi detención ha sido arbitraria e ilegal y el deber de
dejarme en libertad de inmediato e indemnizarme, tanto Suecia como el
Reino Unido la ignoran por completo.
Pero a pesar de todo, el imperio no ha logrado silenciarme. Soy libre
simplemente porque soy libre de expresarme. Y disfruto de esta libertad
gracias al coraje de Ecuador y otros Estados, entre ellos Venezuela,
que se han unido para apoyarme. Mi lucha puede convertirse en una
historia exitosa para la libertad de expresión y los derechos humanos.
Por lo tanto la concesión de un salvoconducto sería un acto de justicia y dignidad para la región.
Permaneceremos fieles a la promesa de publicar la verdad sin miedo o
negociaciones bajo la mesa. Seguiremos esforzándonos en nuestro
compromiso con la verdad y la justicia social.
La liberación de los pueblos depende de la liberación de la mente de
los pueblos. Para ello, necesitamos que esfuerzos revolucionarios
pacíficos como el de Wikileaks, florezcan alrededor del mundo. Por esta
razón necesitamos detener la persecución contra WikiLeaks y su gente.