"En Svetogorsk no hubo, no hay y no habrá ni un solo gay", declaró a
comienzos de mes un ufano Serguéi Davidov, alcalde de la localidad
situada en la región de Leningrado.
Davidov, un coronel del Ejército ruso en la reserva, incluso invitó
al mayor azote de las minorías sexuales en este país, el diputado
Serguéi Milónov, a visitar la ciudad para comprobar que está en lo
cierto.
"Con todos los respetos para Milónov, es importante decir que el
diputado ha dedicado muchos esfuerzos a ese problema, pero no ha logrado
unos resultados tan extraordinarios", dijo.
Milónov es el político que promovió la adopción de la ley contra la
propaganda homosexual, símbolo de la homofobia en un país donde las
minorías sexuales apenas han salido de las catacumbas, no digamos del
armario.
El alcalde destacó que en los últimos años en San Petersburgo,
considerada la ciudad más liberal de Rusia, "tienen lugar continuamente
marchas de orgullo gay".
"¿Ha visto alguna vez una marcha de orgullo gay en Svetogorsk? Así
que, invitamos a Milónov a aprender de nuestra experiencia y a todos
aquellos que quieran poner en duda la presencia de individuos con
orientación sexual no tradicional", señaló.
Todo empezó con la aparición en una tienda local, que se encuentra a
unos pocos cientos de metros de una escuela, de caramelos con forma de
órgano sexual masculino, lo que el Ayuntamiento consideró inadmisible.
Entonces, Davidov consideró necesario estudiar el tema y declarar que
en Svetogorsk, ciudad cerrada desde tiempos soviéticos al ser
fronteriza con el mundo occidental, no hay gays.
"No pasarán, ni siquiera desde Occidente", dijo, en referencia a la vecina Finlandia.
Milónov, al tiempo que destacó que los homosexuales son "libres" de
vivir donde crean conveniente, se congratuló de que haya ciudades rusas
donde no viva gente "con tendencia al vicio y el pecado".
Y abogó por crear "las condiciones ideales para el desarrollo
armónico y moral del ciudadano", lo que contribuirá, entre otras cosas,
al "aumento de la natalidad".
Los activistas homosexuales de San Petersburgo no se arredraron,
decidieron rebatir la categórica afirmación del alcalde de Svetogorsk y
se desplazaron para ser "los primeros gays" en pisar la ciudad.
Incluso intentaron reunirse con el alcalde, pero este se negó a
recibirles y finalmente fueron detenidos, al igual que periodistas que
han intentado acceder a la ciudad en los últimos días.
"Las declaraciones del alcalde son un reflejo de la situación en el
resto del país. En Rusia es el Estado el que promueve la homofobia",
aseguró esta semana a Efe Alexéi Serguéyev, uno de los activistas de la
Alianza de heterosexuales y LGBT por la igualdad de derechos, que viajó a
Svetogorsk.
Las cosas empezaron mal, ya que dos de los activistas fueron
retenidos nada más llegar en autobús a la ciudad, entre ellos un
conocido periodista local, Boris Konakov, que confesó recientemente
haber contraído el sida.
"Prometí que los gais no pasarían, entonces no pasarán", dijo Davidov.
El resto pudo pasear por la ciudad y sacar fotos con el fin de animar
a otros homosexuales a visitar Svetogorsk, y poner en evidencia la
afirmación de que es "una ciudad libre de gais".
"Queremos promover el turismo gay en Svetogorsk. No hay otra ciudad
igual en el mapa mundial", dijo Serguéyev, quien considera que la ironía
es una buena forma de combatir la intolerancia y la agresividad.
Como para entrar en esta ciudad cerrada se necesita un permiso
especial o una invitación de un residente local, algo de lo que carecían
los activistas, estos fueron detenidos por agentes del Servicio Federal
de Seguridad (FSB, antiguo KGB).
"Nos entregaron una advertencia por escrito, nos llevaron a la
estación de autobuses y nos obligaron a borrar las imágenes de vídeo que
no les gustaron", precisó.
No obstante, considera que cumplieron su misión, ya que más de 50
diarios rusos han sacado a la luz la polémica sobre "la ciudad sin
gais", un tema que habitualmente es censurado por los medios oficiales.
"De paso, animamos a la gente a que salga del armario, especialmente
en los pueblos pequeños, donde se conoce todo el mundo y los
homosexuales tiene miedo", señala.
Tras las declaraciones del alcalde de Svetogorsk, otros dirigentes de
localidades de la región también han proclamado sus ambiciones de
convertirse en capitales de la lucha contra las minorías sexuales.
Serguéyev cree que el pueblo ruso es homófobo, aunque no en el
sentido estrictamente religioso, "como en EEUU", pero es "optimista", ya
que las nuevas generaciones son más libres y están en permanente
contacto con Occidente a través de internet.