En
"La La Land", la oda a Hollywood favorita en los Óscar, la joven Mia,
interpretada por Emma Stone, pasa por una serie de audiciones
humillantes, inspiradas en sus propias experiencias y en las de su dupla
en la pantalla, Ryan Gosling.
En
medio de una escena con lágrimas en los ojos, la comediante que ha
puesto todo su esfuerzo en la emotiva interpretación es interrumpida por
una secretaria, que sin miramientos se pone a discutir de una llamada
telefónica y un desayuno.
En otra secuencia, un director de casting interrumpe a Mia solo dos
segundos después de haber comenzado la audición con un cortante
"gracias".
Momento obligado para los actores en Los Ángeles, las audiciones son con frecuencia una dura prueba.
"Las odio a muerte, me da ganas de vomitar o de desmayarme", contó en
el festival de Sundance la actriz Elle Fannign, de 18 años... y 15 de
carrera.
Viola Davis, nominada al Óscar a mejor actriz de reparto por
"Fences", confió que actuar la ponía tan nerviosa que se le caía el
cabello.
Los "gracias" que llegan demasiado rápido, las personas que hacen
otras cosas mientras deberían observar la audición, "eso pasa todo el
tiempo", cuenta Adèle Jacques, una comediante francesa que vive en Los
Ángeles desde hace 14 años.
"A veces veíamos a 40 actores por día, y un director en plena
producción debe responder correos electrónicos urgentes. Los actores
pueden tomar eso, por error, como un desinterés", comenta Tricia Wood,
una de las directoras de casting de "La La Land".
Deborah Aquila, quien trabajó junto con Wood en "La La Land", agrega
que tienen una regla: "Nunca desmotivar a un joven. Si vemos pasión en
ellos, seguimos dándoles una oportunidad".
Sin embargo, admite: "Lo que no me gusta, es cuando no están preparados".
- "Lamer un inodoro" -
Si bien considera que la mayoría de los equipos de casting son
profesionales y motivantes, Adèle Jacques recuerda a un director
temperamental que le hizo repetir una y otra vez una escena en la que
ella se caía, corriendo el riesgo "cada vez de lastimarme".
Entre la experiencias extremas, Jenny Slate ("Girls", "Parks and
Recreation") recordó en Sundance que en una ocasión tuvo que "hacer como
si lamiera un inodoro invisible mientras miraba la cámara. Una de las
experiencias más denigrantes" de su vida.
Más humillante aún, Thandie Newton, de la serie "Westworld", dijo a
la revista W que un director le pidió "tocarse los senos pensando en el
tipo que le hacía el amor en la escena" y luego se dio cuenta que hizo
circular la grabación.
De todas maneras, los actores aprenden a dejar "lo que ocurre en la audición en la sala", comenta Adèle Jacques.
Drew Scott Alexander, un actor de 26 años de Nueva york, se dio
cuenta de que las personas "saben a los diez segundos si les gustas o
no" y "a menudo, no es por nada. No tenemos la estatura, el color de
cabello... Después entendí eso, tomo las cosas de un modo menos
personal".
Al salir de una audición, los comediantes generalmente son incapaces
de saber si consiguieron el papel o no: "Una vez llegué una hora tarde.
Todos se estaban yendo. Y sin embargo lo conseguí", relata Maia Tarin,
también comediante en Los Ángeles. Aunque otras veces se sintió
entusiasta después de una audición... y nunca la llamaron.
Todas estas experiencias le enseñaron a "sentirse reconocida" cada
vez que la contratan: "Las estrellas deben estar perfectamente
alineadas, es un milagro que todas esas personas juntas decidan que tu
eres buena para el papel".