“De libre a esclavo” es uno de los refranes del signo Irete Sukankola,
“la letra del año” que determinará el destino de Venezuela en 2017.
Sumisión, sufrimiento y letargo vivirán los venezolanos según las
predicciones de los babalawos o sacerdotes de Ifá (culto a Orunmila, deidad de la sabiduría y la adivinación en la religión Yoruba).
“Si pasamos dificultades en 2016, este año será peor”, aseguró Awó Ogbefún, uno de los babalawos de mayor experiencia en la “familia religiosa” denominada Ilé Ifá Olá. Este
grupo de feligreses radicado en Caracas consultó al cielo qué le
deparará al país los próximos 365 días y el diagnóstico no se aleja
mucho de lo vivido el año pasado.
“Esta es la continuación del signo de 2016: lágrimas, sufrimiento y dolor”, explica Ogbefún. Las predicciones de Irete Sukankola señalan ona burukú:
una gran oscuridad, que no solo se traducirá en una mayor crisis
eléctrica sino en el prolongación del sufrimiento nacional. “En este
signo, el hombre maltrataba siempre a la mujer, la golpeaba y ella solo
lloraba”. Esa mujer es Venezuela.
Esta oscuridad se sentirá en el comportamiento de los venezolanos, como advierte Awó Ogunda Meyi:
“La gente va a caminar como zombies, perdida, sin saber a dónde ir ni
qué solución aplicar”. Para él, “sobrevivir es lo que vamos a hacer este
año”. Aunque con este signo “se multiplicaron todas las posibilidades
negativas para el país”, solo un “movimiento lógico” puede sacarlo de la
crisis: “ponernos a trabajar y producir”.
Resumen de la letra del año de 2017 para Venezuela / Cortesía
Awo Ogbesá, el mayor de los babalawos de Ilé Ifá Olá, explicó que luego de la “paralización” que representaba el signo de 2016 (Iroso Toldá), Irete Sukankola dice que “las cosas van a caminar lentamente. Es decir: daremos pasos pero poco a poco”.
Pidió paciencia para superar los
obstáculos porque Venezuela vive “un deterioro completo, que no se cura
pero se va aliviando”, que es lento.
“El país está loco. La mayoría no
sale del letargo. El mismo pueblo no despierta. Hay algo espiritualmente
que no deja que la gente actúe”.
Explicó que este signo hace mención a
que solo un gran palo puede hacer sonar una gran campana: “Aquí en
Venezuela se necesita una sola voz, que se escuche por todo el país.
Aquí todo el mundo quiere hablar y nadie es oído, tanto el gobierno como
la oposición”.
Yemayá, diosa de los mares y madre del mundo / Referencial
Eleguá, dios de la suerte y dueño de todos los caminos / Referencial
Irete Sukankola marca el
nacimiento del servicio y la inteligencia militar. El país estará
sometido al poder de las Fuerzas Armadas y de un servicio de vigilancia,
que, según Ogbefún, es de origen extranjero.
Para el sacerdote Awó Oyekún Batrupon, “cualquier
cosa que digamos puede ser malinterpretada y nos puede salir cárcel”.
Aumentará la persecución política y la represión. Todo estas acciones
demostrarán la irracionalidad del gobierno a la hora de proponer
soluciones.
“Ifá dice que la cabeza del rey tiene corona pero tiene cerebro de niño. Orunmila nos
confirma que lo que pasa en el país es porque tenemos una dirigencia
que no calza los quilates para sacarnos de esta crisis”, sostiene.
Oyekún Batrupon explicó que
los errores de la actual gestión se presentan porque “la persona que
está gobernando llegó al poder impuesta, por herencia, y no por mérito
propio. Por eso no tiene el conocimiento para gobernar”.
Sin embargo, los babalawos no
descartan una salida, aunque algo lejana, a la crisis venezolana. “Aquí
habrá una explosión y la campana que será escuchada será el pueblo
reclamando sus justos derechos”, apuntó Ogbesá. Para Ogbefún, “habrá un momento en el cual la gente saldrá a la calle” y una mujer podría llevar la batuta de estos alzamientos. “Oyá (diosa
del cementerio) fue la única que pudo componer un conflicto entre
gobernantes en la tierra”, según una historia relacionada con Irete Sukankola. Mientras tanto, Awó Oshedí recomienda no confiar “ni en su propia sombra” porque este será un año lleno de traiciones.
Los religiosos que deseen eludir los caminos oscuros de esta letra del año deberán elevar sus oraciones y ofrendas a Eleguá, dios de la suerte y dueño de los caminos, y a Yemayá, diosa del mar y madre del mundo. Ambas deidades acompañarán a los seguidores de la religión Yoruba durante los próximos 365 días que pondrán a prueba a toda Venezuela.
“To Ibán Eshu” (“Que se cumpla su palabra”).
Los babalawos integrantes de la casa religiosa Ilé Ifá Olá / Cortesía