Después de los excesos de las
fiestas de fin de año, las resoluciones para lograr un estilo de vida
más saludable están a la orden del día.
Las promesas son simples,
aunque ambiciosas: básicamente, se trata de reemplazar viejos malos
hábitos por otros que hagan bien al cuerpo y la mente.
Pero cumplirlas suele ser más difícil de lo que parece. Y muchos desisten en cuestión de semanas.
Pero a no desesperar: la psicología puede ayudarnos. Para
que este año las resoluciones tengan larga vida, aquí te presentamos
cinco consejos que aumentarán tus probabilidades de éxito.
1. Persistir
El
psicólogo Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, en Reino
Unido, ha hecho investigación sobre las claves para mantener las
decisiones de cambio.
En un estudio con 5.000 personas que habían hecho resoluciones de fin de año, quienes mostraron menor índice de éxito fueron aquellos que tenían una "actitud fatalista" frente a distintos aspectos de la vida.
Según
Wiseman, es muy probable que los viejos hábitos regresen con alguna
regularidad, con lo cual es importante ver esos reveses como ocasionales
y temporarios y no como una excusa para abandonar el proceso de cambio por completo.
El fracaso ocasional es "la principal causa que frena a la gente" en el cambio, señala el psicólogo.
"Si
después de empezar una dieta tienen un día en que atacan la lata de
galletas, muchos tienden a pensar 'ya está, fracasé' y se rinden. Pero
la clave es combatir ese fatalismo con persistencia".
La perseverancia es la clave: tras un revés, recomenzar al día siguiente.
2. Crear redes de ayuda
No se ningún secreto: con ayuda, las cosas son más fáciles.
El apoyo de la familia, los amigos e incluso los compañeros de trabajo resulta fundamental para que logremos sostener los cambios y no perdamos de vista los objetivos.
Aunque,
según los expertos, las mujeres tienden a beneficiarse más de estas
redes de contención que los hombres. Y son mejores también para ofrecer
apoyo.
"Las mujeres suelen ser mejores para ofrecer apoyo moral. Los
hombres tienden a tratar de incentivarte a que comas ese postre que
estás tratando de evitar", señala Wiseman, así como a restarle
importancia a los pequeños cambios de conducta que, sumados, permitirán
alcanzar los objetivos finales.
3. Llevar un registro del cambio
La
tarea de llevar un registro de los cambios cotidianos, por pequeños que
sean, puede ayudar considerablemente en el proceso, no sólo porque obliga a revisar conductas a menudo sino también porque permite poner en perspectiva los logros acumulados.
Esto puede hacerse mediante un registro público,
como un blog, o con herramientas más personales e íntimas, desde un
diario hasta un documento de Excel o unas notas en la puerta del
refrigerador.
Por ejemplo, es importante apuntar cada visita al
gimnasio, el menú del almuerzo o cada vez que se logra resistir la
tentación de comer una porción de pastel.
También es importante, dicen los psicólogos, llevar una lista de control que muestre cómo va a mejorar nuestra vida una vez que alcancemos las metas.
Y permitirse pequeñas recompensas a lo largo del proceso para mantener los niveles de motivación.
4. Plantearse objetivos alcanzables
Los psicólogos no se cansan de repetir esta máxima: las resoluciones tienen que ser alcanzables. Objetivos a la medida de nuestras posibilidades y cuya consecución sea medible y verificable.
Ponerse la meta de correr una maratón este año, por
ejemplo, puede ser demasiado para alguien que no tiene experiencia
previa en correr. Mientras que el vago propósito de "ponerse en forma"
puede ser difícil de medir.
"Quizá es más efectivo comenzar diciendo 'voy a ir al gimnasio una vez por semana' y luego incrementarlo a dos veces", aconseja Wiseman.
Y es importante ser realista: para aumentar las chances de éxito, es mejor elegir un objetivo en el que concentrarse de manera exclusiva, más que tener un montón de resoluciones que intentemos conseguir en simultáneo.
5. Entender los disparadores
Es importante conocer cuáles son los catalizadores de las viejas conductas que queremos cambiar, para poder evitarlos si queremos desarrollar hábitos más saludables.
Pueden ser medidas sencillas, como no tener galletas
en la casa si eso es lo que nos tienta para abandonar la dieta. O
entender cuáles son los disparadores del estrés que nos lleva a desear
un cigarrillo y atentan contra la resolución de dejar de fumar.
Además, los expertos señalan que es posible crear nuevos disparadores que desencadenen nuevas conductas, más sanas y a tono con lo que nos hemos propuesto cambiar.
"Por
ejemplo, se puede establecer que cuando empieza el programa de noticias
de la tarde en la TV es el momento en que vamos al gimnasio y asociar
así ambas cosas para crear nuevos hábitos", apunta Wiseman.