En
lo que se refiere a la presencia de bacterias psicrotróficas, cuyo
número es un indicador general de higiene, los resultados han sido
aceptables en la mayoría de las muestras.
La
Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aconseja cocinar bien la
carne de pollo para evitar que queden partes semicrudas y no lavarlo
antes, ya que no sirve para eliminar posibles bacterias que puedan
generar intoxicaciones. De hecho, incluso puede facilitar su reparto por
la cocina.
Esta organización ha emitido esta semana una serie de recomendaciones
al cocinar esta carne tras realizar un estudio con 42 muestras de pollo
para detectar posibles problemas de higiene y la presencia de
antibióticos o bacterias patógenas, capaces de provocar intoxicaciones
alimentarias como la 'Salmonella', el 'Campylobacter', la 'Listeria' o
el 'E.Coli'.
En lo que se refiere a la presencia de bacterias psicrotróficas, cuyo
número es un indicador general de higiene, los resultados han sido
aceptables en la mayoría de las muestras. Pero aunque en el análisis de
bacterias patógenas no se detectaron problemas graves, un 88% mostraban
la presencia de 'Campylobacter'.
Esta bacteria está frecuentemente implicada en intoxicaciones
alimentarias en Europa y entraña riesgos de infección si no se cocina lo
suficiente o se manipula mal la carne de pollo. No obstante, advierte
la OCU, afortunadamente la bacteria muere con facilidad a temperatura de
cocinado y si se toman las debidas precauciones no habrá problema.
Respecto a la presencia de antibióticos no se han encontrado restos
en las muestras analizadas, aunque es normal que los productores de
pollo se esperen un tiempo suficiente a su eliminación antes de llevar
los animales al matadero. Los antibióticos que se usan en la cría no son
peligrosos en sí, pero conllevan problemas al aparecer bacterias
resistentes a antibióticos en la carne de pollo.
Ausencia de antibióticos
En ese sentido, en el estudio no se han encontrado resistencias a
algunos antibióticos de última generación como las carbapenemas pero si
se han encontrado hasta un 77% de muestras con resistencias a
betalactámicos, un grupo de antibióticos que incluye la penicilina o la
amoxicilina, que son los antibióticos más comunes.
La presencia de bacterias resistentes a antibióticos resulta muy
preocupante, ya que estas resistencias pasan con mucha facilidad de unas
bacterias a otras. Si se sufre una intoxicación alimentaria por una
bacteria que sea resistente no se podrá tratar con alguno de los
antibióticos más habituales, recuerda la OCU, lo que complica y alarga
la recuperación además de resultar peligroso en caso de personas débiles
como niños, ancianos o enfermos.
Este es un problema que preocupa a Europa y otros organismos
internacionales. De hecho, la Autoridad Europea para la Seguridad
Alimentaria (EFSA) está coordinando un programa de vigilancia de
bacterias resistentes a antibióticos en alimentos y animales destinados
al consumo humano.
Fuente: 20 minutos