Las exceptivas de los agentes económicos se enredan en el escenario
político. La fricción de las instituciones del Estado acelera la
escalada “especulativa” del dólar. En los últimos días la tasa oficial y
la fuera de regulación aumentaron puntos en la cotización. Dicom trepa a
Bs. 660,90 y por encima de mil 134 bolívares está el resto de
transacciones ilícitas que están sin control.
El efecto se ve en la población. “La gente prefiere tener 50 dólares
en el bolsillo que a tener 50 mil bolívares”, lamenta el economista
Nelson Labarca, en un breve análisis del comportamiento de la economía
frente a la inestabilidad política. Las causas del roce institucional
agravan incertidumbres del futuro y asoma una inflación a 2017 de mil
400 por ciento en un año más de déficit de divisas.
Precisa que existen varias razones del empuje de la divisa: Llegan
los meses de “mayor consumo”, lo que incrementa la oferta de bienes por
la circulación de aguinaldos, utilidades. Se restableció el paso en la
frontera con Colombia para el intercambio de materia prima y
reactivación de la producción en las industrias y ya en los puertos
arriban importaciones, descargando la necesidad de más dólares para
cuadrar la planificación de compras internacionales.
Al rompecabezas económico se suma los últimos hechos políticos. Un
vacío sobre el alcance y celebración de referendo revocatorio y la
decisión del Tribunal Supremo de Justicia sobre la competencia de la
Sala Constitucional de sentenciar la posible aprobación del presupuesto
de 2017 ante la declaración de actos “nulos y carentes de toda vigencia y
eficacia jurídica” de la Asamblea Nacional, baten más inestabilidad que
confianza.
Labarca advierte que la activación o no del RR siembra cautela en las
inversiones de capital, en dinamismo de la economía. Pero, el giro
adelantado de decretar el presupuesto fiscal 2017, dentro de un estado
de emergencia económica sin discusión de las finanzas del Estado,
sepulta proyecciones de revertir la recesión económica.
“Estamos pasando por una tormenta con eso de que el Tribunal Supremo
esté aprobando un presupuesto que tiene que pasar por la Asamblea, eso
le genera a los agentes nacionales e internacionales preocupación. Y es
que eso solo ocurre en una dictadura. Estamos en un gobierno
dictatorial”.
Cuestiona que se salten procesos formales, legales que permiten la
revisión y análisis de las partidas del presupuesto. “Por qué no lo
pasaron el año pasado al Tribunal. Lo pasan ahora porque tiene una
Asamblea Nacional que va a meter la lupa y es más fácil pasarlo a TSJ
para que lo apruebe sin revisar, sin mirar nada. Eso avizora
nubarrones”.