Los diamantes se producen a unos 160 kilómetros bajo la superficie terrestre, donde existen la presión y la temperatura idóneas para compactar el carbono del que están compuestos.
Los diamantes que podemos conocer hoy en día se formaron hace millones o incluso miles de millones de años; llegaron a la superficie gracias a erupciones profundas de magma, mucho más poderosas que las erupciones volcánicas actuales.
La mayoría de los diamantes naturales se encuentran en Australia, Borneo, Brasil, Rusia y varios países de África. Actualmente, los científicos hacen diamantes sintéticos y requieren temperaturas de 2,000 °C y presiones de 50,000 a 100,000 atmósferas.