Difícil que quien haya visto la película
"Matilda" no la recuerde: una niña tierna, traviesa y despierta, de
pelo castaño y ojos verdes. Y una sólida actriz que apenas tenía 8 años.
No era una principiante. Mara Wilson
había comenzado a presentarse a audiciones cuando tenía tres años. Su
primer papel lo tuvo en una superproducción con Robbie Williams, Mrs.
Doubtfire (traducida en América Latina como Papá por siempre), donde
encarnó a su hija menor.
Tras el éxito de la película, la
llamaron para la nueva versión de Milagro en la calle 34. Y entonces,
con apenas 6 años, comenzó a darse cuenta de cómo es Hollywood.
Hoy, 20 años después del estreno de Matilda, Wilson decidió contarlo en su libro "Where am I now?" (¿Dónde estoy ahora?).
No sólo eso, sino toda la experiencia de
pasar de ser una de las niñas actrices más cotizadas a solo ser llamada
para papeles de la amiga gorda de adolescentes más agraciadas, como
Kristen Stewart (la musa de Woody Allen en Cafe Society) y terminar con
una vida "miserable" y acomplejada como resultado de su paso por
Hollywood.
"Demasiado tierna"
Su impecable interpretación como hija
del entonces maestro de la comedia, Robbie Williams en Mrs. Doubtfire la
catapultó al selecto grupo de actores infantiles que cualquier director
de megaproducción consideraría llamar.
Fue así como llegó a Milagro en la calle 34, cuyo guión les encantó a ella y a su madre, en un principio.
"Me encantó Susan de inmediato: parecía inteligente", cuenta en su libro.
Sin embargo, los cambios del director
fueron quitándole inteligencia y volviéndola cada vez más tierna. Cuando
su madre preguntaba por qué había incluido palabras impronunciables
para una niña de 6 años o por qué el personaje se iría a la cama con un
lazo en el pelo, la respuesta era siempre la misma: "Porque se ve tan
tierna".
La crítica fue bipolar. Pero la que Wilson más recuerda no es precisamente una de las buenas, sino una "particularmente brutal".
"En vez de apuntar a directores y
productores que tratan a los niños como muñecas, reservo su ira para mí.
Cuando me veía sonreír, todo lo que quería era -y la cito textual-
'zarandearla de sus pequeños y adorables hombros hasta que sus dientes
chirreen".
El trauma de 'tener tetas'
En la adolescencia, de golpe, Mara se dio cuenta de que ser tierna no servía para nada.
A pesar de que en medio de la filmación
de Matilda, cuando tenía 8 años, sólo quería crecer y tener la libertad
de sus hermanos adolescentes, la pubertad llegó de manera arrolladora
para Wilson.
Poco después del estreno de Matilda, la niña perdió a su madre luego de un cáncer fulminante.
No quiso aceptar ningún guión hasta
varios años más tarde, cuando a los 11 conoció Britt Allcroft, una
directora "gentil, un poco excéntrica, como una abuela, quien estaba
llena de ideas".
"No le pude decir que no", cuenta. Y se enfrascó en la filmación de Thomas y el tren mágico.
Fue un mes de filmación en la Isla de Man (Reino Unido) y otro en Toronto, Canadá. Como su padre tenía que trabajar, viajó sola.
Y esa misma "pseudoabuela" fue la encargada de tener una conversación con Mara que esta nunca olvidaría.
"Mara, cuando comenzamos a filmar todavía eras una niña, pero ahora creciste, tienes 12 años", le dijo.
"Tu cuerpo ha cambiado. Y nos dimos
cuenta de esos cambios al revisar las tomas. Así que tal vez podrías
usar un sostén deportivo…".
Cuando se fue, su cuidadora, Lucy, entró
y puso una serie de sostenes deportivos blancos sobre la cama. "La
pubertad había llegado y yo fui la última en enterarme".
Rompió en llanto.
"Ay no, no te pongas triste", le dijo Lucy. "No es algo malo. Las tetas son algo fabuloso".
La amiga gorda
Fue el inicio del fin de su carrera. Un
día, cuando se buscó en internet, encontró varios sitios que la ponían
como fetiche sexual. A los 12 años vio frente a la pantalla como a
través de una manipulación fotográfica su cara había sido pegada al
cuerpo de una niña adolescente.
"Mi familia había cambiado, mi cuerpo había cambiado, mi vida había cambiado", cuenta.
Le quedó todavía más claro en la
audición de la protagonista de Catch that kid (Atrápenlos) por la que
afirma que hizo "de todo menos rogar", pero que finalmente recayó en
Kristen Stewart.
Y luego, en otra para una serie de
televisión, el director de casting le dijo que estaba perfecta para la
"amiga gorda" de la que se reían página por medio.
"Fue entonces cuando entendí que las
cosas habían cambiado. A los 13, ser bonita era lo que importaba. Y no
sólo en el mundo del cine y la televisión".
A los 16, Mara abrió una revista y vio
una cara familiar. En ella reconoció a una niña que había conocido un
par de años antes, en una conferencia sobre niños actores.
La niña había hablado de cómo debió
cambiarse de colegio a uno especial para actores después de las burlas
que recibió. Y luego de la conferencia agarró un globo de helio, lo
aspiró y dijo una frase graciosa.
Pero en la revista, la niña lucía como
una mujer, extremadamente bonita, hablando de su nueva película con Bill
Murray. Scarlett -la niña- tenía lo necesario para seguir en Hollywood.
Mara, no.
"Supongo que si le muestras una foto mía
a 10 extraños probablemente entre cuatro y cinco me encontrarían
atractiva. Pero eso no era suficiente para Hollywood, donde una actriz
debe ser atractiva para ocho o nueve de diez personas para recién ser
considerada como la mejor amiga de la protagonista".
Hoy, a 20 años del papel por el que la mayoría de sus seguidores la reconocen, les quiso mandar un mensaje.
"La próxima vez que alguien escondido
detrás de un nombre de usuario de internet quiera decirme cómo ser más
bonita (…) les voy a contar sobre cómo es pasar la pubertad en el ojo
público luego de que mi madre muriera de cáncer (…); les voy a decir
cómo se siente encontrar una página web con fotos tuyas desnuda a los 12
años; les voy a contar que conozco los dos lados de ser 'tierna' y en
ambos casos sólo me hizo sentir miserable".
BBC