Las autoridades francesas han multado a tres mujeres por llevar burkini en las playas de Cannes, en la Costa Azul francesa, desde que la justicia validó el sábado la orden municipal que prohíbe su uso en sus playas. Otras seis jóvenes que “se bañaban demasiado cubiertas” han sido advertidas y han decidido abandonar el lugar o ponerse en bañador habitual, según detalla el diario localNice Matin. Además de Cannes, otras dos ciudades francesas han decidido vetar el bañador islámico, que cubre el cuerpo y el cabello, en sus playas. El Colectivo Contra la Islamofobia en Francia (CCIF) ha recurrido este martes el veto al Consejo de Estado, la mayor autoridad administrativa, el cual debería pronunciarse en los próximos días.
Los controles al burkini —que está elaborado, como un bañador sencillo, de poliéster pero cubre todo el cuerpo y el cabello, excepto la cara, las manos y los pies— se multiplican en la ciudad costera desde que un juez del tribunal administrativo dio este sábado el visto bueno al veto, que han recurrido el CCIF y la sección local de la Liga de los Derechos Humanos, que sostienen que es ilegal. El mismo sábado, una mujer de 29 años recibió una multa de 38 euros, como prevé la orden municipal. Al día siguiente, se aplicó la sanción a otra mujer de 32 años en la playa Zamenhoff y el lunes por la tarde a una tunecina de 57 años. El pasado jueves, las autoridades locales indicaban que no habían multado a nadie desde la entrada en vigor del veto, a finales de julio.
Cannes, dirigida por el conservador de Los Republicanos David Lisnard, fue la primera ciudad en decidir prohibir el burkini, aunque sin llegar a citar directamente el polémico bañador. La orden municipal se refiere a toda prenda que manifieste “de forma ostentosa una pertenencia religiosa” en un contexto en el que “Francia y los lugares de culto son objetivos de ataques terroristas”, en referencia directa a los atentados yihadistas de julio en Niza y en una iglesia de Normandía. La alcaldía lo justifica por el respeto de los principios de laicidad, por motivos de higiene y para evitar posibles altercados, argumentos validados por la justicia.
Prohibición preventiva
Este martes, el alcalde conservador de Le Tourquet, en el norte del país, anunció a su vez que prohibirá el burkini en su localidad, en nombre de la “lucha contra el proselitismo religioso”, aunque admite que el fenómeno no ha llegado a sus playas. “Voy a enviar un mensaje a todos aquellos que tendrían la tentación de venir Le Tourquet con este tipo de vestimenta para decirles que no serán bien recibidos”, indicó el alcalde, Daniel Fasquelles, a la agencia France Presse. La orden municipal se tomará durante la semana.
Desde el 5 de agosto, el bañador islámico está también prohibido en la localidad vecina de Villeneuve-Loubet por el alcalde conservador Lionnel Luca. Este lunes, fue el alcalde de Sisco, al norte de la isla francesa de Córcega, el socialista Ange-Pierre Vivoni, quien anunció sumarse al veto. Tomó esta decisión después de unos graves enfrentamientos en una de las calas de la ciudad que se iniciaron, según los primeros testimonios, cuando un turista fotografiaba a unas mujeres con burkini. Hace una semana, las autoridades locales lograron la cancelación de un evento privado en un parque acuático cercano a Marsella en el que se recomendaba esta prenda.
El debate ha sobrepasado la esfera local y alcanzado a la clase política francesa, a pesar de la tregua veraniega. En una entrevista este martes al diario Le Parisien, la ministra de los Derechos de las Mujeres, Laurence Rossignol, sin llegar a dar su visto bueno al veto, considera que el burkini traslada “una visión profundamente arcaica del lugar de la mujer en la sociedad”. “Se trata de disimular el cuerpo de la mujer para controlarla mejor”, apunta. Preguntada sobre la pertinencia de las iniciativas de Cannes y otras municipales, la ministra es cauta y apunta a “una escalada en las provocaciones y en la forma de responder” y recuerda que le corresponde a cada alcalde tomar la decisión apropiada “dentro del respeto de la ley”. “Cuando las órdenes municipales se refieren al contexto terrorista, no aportan nada. Confundir una cosa con otra nunca es muy útil”, señala y advierte a todos los que podrían utilizar la polémica con fines partidistas.