Piénsalo por un segundo:
¿por qué una superestrella del entretenimiento decide, en la cumbre de
su popularidad, desaparecer y asumir una identidad cuyo nombre ni
siquiera era pronunciable?
Cuando Prince comenzó a llamarse por un
símbolo, fue calificado de "rebelde" e"insensato". Las ventas de sus
discos se desplomaron.
Así que: ¿por qué hacerlo?
Como suele
ocurrir con las grandes estrellas, la respuesta se encuentra mezclada
entre la turbulencia y la espectacularidad que caracterizaron la vida de
este ícono de la música, quien murió este jueves a los 57 años.
Un símbolo impronunciable
Para
una generación demasiado joven para recordar lo que ocurría a fines de
la década de los 70 o el impacto de "Purple Rain" en 1984, Prince era
simplemente como otro excéntrico artista que decidió cambiar su
identidad por un símbolo.
En 1993, Prince sorprendió al mundo del
entretenimiento y a sus seguidores cuando anunció que dejaría de
llamarse así, y que en adelante sería conocido por el "símbolo del
amor", una mezcla de los símbolos de los géneros sexuales masculino y
femenino.
"Es un símbolo impronunciable, cuyo significado se
desconoce. Es una invitación a pensar de una manera distinta,
conectándose a una nueva frecuencia libre", escribió el artista en un
comunicado oficial publicado en aquel momento.
Cuenta Neal Karlen,
un exredactor de la revista Rolling Stone y uno de los pocos
periodistas a los que el artista le dio acceso a su mundo personal, que
juntos escribieron una explicación completa del cambio de nombre, para
enterrarla en una capsula del tiempo en la propiedad de Prince, en
Paisley Park, Minesota.
Reservándose la explicación secreta, Karlen apenas soltó una de las frases del artista. "Él dijo: nunca busqué romper esquemas".
Rebelión contra Warner Bros.
Básicamente, el cambió expresaba claramente su decisión de rebelarse contra su sello discográfico, Warner Bros.
Prince
había firmado un contrato con esta compañía disquera en 1977, cuando
todavía era un adolescente. Con Warner Bros produjo varios de sus más
famosas canciones, incluyendo "Purple Rain" y "Sign O the Times".
Sin
embargo, luego de renovar su contrato a principios de los 90, Prince
comenzó chocar contra los rígidos cronogramas de producción de la
compañía.
Siendo un prolífico escritor de canciones, el músico quería difundir sus creaciones tan pronto estuviesen listas.
En la bóveda de su famoso estudio tenía 500 canciones que no habían sido presentadas al público.
Pero Warner Bros se negó, argumentando que el mercado se saturaría y perdería interés por la música del artista.
"Sintió
que el contrato era oneroso y un pesado lastre", comentó John Kellogg,
del departamento de gestión de negocios en la industria musical de la
Escuela de Música de Berklee. "Él se rebeló contra todo eso".
La
controversial decisión fue motivo de burlas, y muchos dijeron que era
algo "loco" o "ridículo", y tuvieron un efecto devastador en las ventas
de sus canciones.
El cambio de "marca" representaba toda una serie
de retos logísticos para los medios de comunicación y la industria de
la música, que terminaron adoptando una desastrosa solución: llamarlo
"el artista anteriormente conocido como Prince".
El esclavo
Para
Prince, las obligaciones contractuales con Warner Bros lo convertían en
un esclavo, por lo que en sus presentaciones aparecía con la palabra
"esclavo" pintada en una mejilla.
Fue cuando comenzó a ver su propio nombre como parte de las ataduras relacionadas con el contrato.
"Warner
Bros tomó mi nombre y lo registró como marca, utilizándolo como
principal herramienta de comercialización para promover toda la música
que escribo", dijo el artista en un comunicado de prensa.
"La
compañía es dueña del nombre Prince, y de todo el material mercadeado
con ese nombre. Yo me convertí simplemente en un peón que utilizan para
producir más dinero para Warner Bros".
Revolucionando en la industria
En
2000, luego que el contrato expirara, Prince retomó su nombre, que de
acuerdo con Kellogg, también lo liberó como productor para explorar
nuevas formas de hacer dinero como artista independiente.
"Lo
que muchas personas no entienden es que Prince no sólo fue uno de los
más grandes talentos creativos de la música del siglo XX, sino que
además fue uno de los más grandes innovadores de ese periodo", comenta
el periodista.
Prince produjo música bajo su propio sello
independiente y llegó a desarrollar diversos formatos para
comercializarla. Por ejemplo, logró acuerdos para ofrecer en un mismo
paquete lanzamientos de discos exclusivos con entradas para conciertos y
periódicos.
Fue uno de los primeros artistas en vender sus discos
a través de la red, ganando un premio Webby por ser un "visionario en
el uso de internet para distribuir música".
En 2015, cuando anunció que lanzaría al mercado una nueva producción exclusivamente a través de Tidal –el servicio de streaming de Jay Z- utilizó la misma comparación de esclavo que hizo en los 90.
"Los contratos discográficos son –voy a llamarlo por su nombre- como la esclavitud", según lo cita la revista Rolling Stone.
"Le recomendaría a todos los artistas… que no los firmaran".