Hoy 27 de julio se cumplen tres décadas del primer concierto del grupo caraqueño en el Club Junkolandia y que marcó el inicio de una carrera exitosa e ininterrumpida
Aquella tarde de un día como hoy (27 de julio), pero de 1985, el Club Junkolandia, en el kilómetro 35 de la carretera hacia El Junquito (vía a la Colonia Tovar), comenzaba a llenarse progresivamente de la gente más variopinta: radicales, alternativos y punketos. Se celebraba la segunda edición de Crisis Musical, festival marcadamente underground.
Abriendo el espectáculo, se montaban en tarima unos chamitos bastante inexpertos, que sonaban como todas las bandas principiantes y que hacían no poco ruido, inspirados por el punk y el ska. Era la primera vez que Desorden Público daba la cara, además de ser los organizadores del evento, que amenizaron también con la música de su miniteca Aseo Urbano.
En esa fiesta, que se prolongó hasta la medianoche, también participaron Motín Hurbano (así, con h), QEPD, Sucia Sugestión y 4to Reich, pero antes de que tocara ese último grupo, que era el plato fuerte, los desordenados volvieron a montarse en tarima, pues en ese momento había una multitud (fue un éxito de taquilla) y gran parte de sus panas, que llegaron después, no los había visto tocar.
Lo que quizás nunca se imaginaron Horacio Blanco (guitarra y voz) y José Luis Chacín “Caplís” (bajo), los fundadores de Desorden, es que ese sería el inicio de toda una aventura musical de la banda, que se formó en la urbanización caraqueña Vista Alegre y que más adelante incorporó a Danel Sarmiento (batería) y Oscar Alcaíno “Oscarello” (percusión), músicos que se mantienen desde los comienzos hasta el sol de hoy.
Desde entonces han pasado 30 años de fructífera e ininterrumpida carrera, que a punta de mucha constancia el emblemático grupo ha sabido mantener, a pesar de los obstáculos que ha tenido en el camino. Ha debido lidiar con la rosca radial, la burocracia disquera, malos mánagers, la muerte de uno de sus músicos y la salida de casi media banda. Pero también ha vendido bastantes discos, tocado en todo el mundo, recibido reconocimientos y sus canciones se han convertido en verdaderos himnos para tres generaciones. Y, lo más importante, gozan del respeto y el cariño del público.
Muy inteligentemente, Desorden Público ha sabido afrontar y torear la censura. Sin necesidad de caer en el panfleto o en lo altisonante, nunca ha dejado de decir las cosas por su nombre cuando no está de acuerdo con algo. Se ha erigido como una agrupación contestataria que ha mantenido, mantiene y mantendrá el contenido social en el mensaje de sus canciones: no a la violencia ni a la guerra, ni al racismo, ni al exceso de poder ni a la corrupción.
Lo que viene
El grupo gestiona un concierto en el Aula Magna de la UCV (no confirmado todavía). Está pronto a salir un disco junto con C4 Trío, prepara otro con nuevas canciones para 2016 y trabaja en el volumen 2 de “Guarachando en Navidad”. Hace una canción con los mexicanos de Maldita Vecindad, cocina otra con el panameño Kafu Banton y recién grabó un tema con la Tokio Ska Paradise Orchestra de Japón.
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