En una declaración de hace 10 años develada esta semana, Cosby dijo
que ofrecía la droga “del mismo modo en que una persona diría ‘ten un
trago”’. Nunca intentó escabullirla a escondidas en la bebida de nadie,
agregó, como muchos otros hacían por esos días. Pero cuando se le
preguntó si una mujer que lo acusó de haberla drogado y violado en 1976
pudo haberse resistido a él bajo los efectos de la metacualona, su
respuesta fue: “No lo sé”.
Lo cierto es que esta droga, ilegal en Estados Unidos desde 1982, era
ampliamente popular hace 40 años. La gente la consumía con regularidad
con sus bebidas en clubes nocturnos de costa a costa.
La niña de 13 años con la que Roman Polanski admitió que tuvo
relaciones sexuales ilícitas en 1977 dijo que el director ganador del
Oscar la atiborró de champaña y media pastilla de metacualona antes de
violarla en la casa de Jack Nicholson. Polanski escapó a Francia en 1978 para evitar una larga sentencia en prisión y continúa viviendo allí como un fugitivo.
Holly Madison, en su libro de memorias recientemente publicado Down the Rabbit Hole: Curious Adventures and Cautionary Tales of a Former Playboy Bunny, escribe que Hugh Hefner una vez le ofreció un puñado de pastillas de metacualona, o Quaaludes, como se la conoce por su marca comercial en Estados Unidos.
“Usualmente no apruebo drogas, pero tú sabes, en los 70 solían llamar a estas píldoras las abrepiernas”, escribió que Heffner le dijo. Hefner se ha negado a hacer comentarios sobre el libro de Madison.
Durante su testimonio por una demanda que terminó por resolverse fuera de la corte, Cosby dijo que tenía siete recetas distintas de metacualona.
Las consiguió pidiéndole algunas a su médico, dijo. El doctor le
preguntó si le dolía la espalda o algo y Cosby le dijo que sí.
Pero Cosby declaró en la deposición que las quería por razones no
médicas. “El Quaalude es la droga que los chicos, la gente joven, usan
para ir de fiesta y había momentos en los que quería tenerla sólo por si
acaso”, sostuvo.
La droga, sintetizada en la década de 1950, se creó originalmente como un tratamiento contra la malaria,
dijo James Adams, profesor adjunto de la Escuela de Farmacia de la
Universidad del Sur de California. Cuando los médicos descubrieron que
parecía ser un muy buen analgésico y somnífero, lo recetaron en vez para
eso.
Pronto, la gente descubrió que también servía para desinhibirse
sexualmente, particularmente a los hombres, y que si se mezclaba con
alcohol producía una suave euforia. También dificultaba, o imposibilitaba, que una mujer bajo sus efectos se resistiera a las insinuaciones de un hombre.
Mientras se diseminaba por la cultura hippie y entraba en los bares y
las fiestas privadas de aquellos “en la onda”, versiones de contrabando
conocidas como “ludes” comenzaron a invadir las calles. Los doctores
que las recetaban empezaron a ser vistos como parias.
“La metacualona representaba menos del 2% de nuestras ventas pero
creó el 98% de nuestros dolores de cabeza”, dijo el presidente de la
compañía farmacéutica William H. Rorer a The Associated Press en
1981, tres años después que la empresa vendiera los derechos para
fabricar la droga. Al año siguiente la Administración de Alimentos y
Medicamentos la prohibió en Estados Unidos.
Todavía es legal con una receta en México, pero hasta el
testimonio de Cosby parecía haberse convertido en la droga de fiestas
olvidada por la generación estadounidense del milenio. Salvo por los
admiradores de la película de 2013 The Wolf of Wall Street (El lobo de Wall Street), cuyo antihéroe Jordan Belfort, interpretado por Leonardo DiCaprio, era adicto a este fármaco.
“Las drogas de fiesta se ponen y pasan de moda”, dijo Adams. “Vienen y
van en ondas. La MDMA es otra droga de los años 60 que solía ser
realmente popular y pasó de moda y luego volvió”.