El actor Sean Penn, ganador de dos Óscar y conocido por sus trabajos
humanitarios en Haití, aseguró que las nuevas relaciones entre EE.UU. y
Cuba traerán un cambio “real” y “fascinante” a la isla que también enriquecerá culturalmente a Estados Unidos.
Las declaraciones de Penn fueron recogidas hoy por los medios
políticos estadounidenses y formaron parte de su entrevista el miércoles
por la noche en el programa de Conan O’Brien en la cadena de televisión
TBS, “Conan”, donde el intérprete de “Milk” fue a presentar su última
película, “The Gunman”.
Sean Penn, de 54 años y habitualmente muy crítico con las políticas conservadoras de Washington, calificó el aún vigente embargo comercial de “arcaico” y
dijo que en la práctica era un “bloqueo”, y aprovechó para destacar las
consecuencias “positivas” de la revolución castrista, como la
alfabetización.
El actor dijo haberse reunido en alguna ocasión con los líderes
cubanos Fidel y Raúl Castro, cuyas figuras no entró a valorar, y se
refirió a los habitantes de esa isla caribeña como gente con un
“espíritu y una inteligencia increíble, y muy brillantes”.
“Creo que ciertamente va a haber un cambio real en Cuba”, afirmó Penn, que añadió que será “fascinante” también para EE.UU. “por lo que pueden aportarnos ellos a nosotros culturalmente”, dijo.
Fruto del acercamiento entre Cuba y EE.UU., el presidente
estadounidense, Barack Obama, anunció en enero una serie de medidas que
suavizan el embargo, entre las que figuran la eliminación de ciertas
restricciones para que los estadounidenses viajen a la isla.
No obstante, los ciudadanos estadounidenses todavía no pueden visitar Cuba como turistas,
ya que la autorización de viajes se limita a 12 categorías que incluyen
los motivos culturales, académicos o religiosos, entre otros.
En “Conan”, Penn tuvo también palabras para el expresidente de EE.UU.
George W. Bush y su mano derecha, el exvicepresidente Dick Cheney, a
quienes señaló como responsables del surgimiento del grupo terrorista
Estado Islámico (Isis), y se sorprendió por el hecho de que Cheney, de
salud maltrecha, todavía siguiera vivo gracias a “tecnología biónica”.