Esta actriz sí que sabe hacernos reír… Aunque sea con esa extraña sonrisa.
Anna Kendrick
desfiló su primera alfombra roja en los Premios Tony de 1998, y 17 años
después la actriz admite que sigue sintiéndose tan incómoda como en ese
momento al posar para las fotos.
“Cada año que pasa, pienso que mi sonrisa para las cámaras va a ser más fácil”, dice en la edición de mayo de British Glamour. “Pero empeora y empeora al punto de que doy esa sonrisa de Britney Spears
aterrada, en la que los labios ríen pero sólo se ve miedo en los ojos…
También soy la reina de arruinar las fotos grupales. Todos mis amigos
sonríen y lucen bien y yo estaré allí agarrándome la nariz, o al menos
pareciendo hacerlo”, cuenta.
Aunque rara vez la vemos fuera de lugar en la alfombra roja, este no es su lugar favorito.
De hecho, detesta ser el centro de atención. “En parte es porque
usualmente visto pantalones y zapatos de goma así que esas fotos
contrastan mucho con las de mi vida cotidiana. Necesitas estar muy bien
arreglada con la chaqueta de cuero perfecta, y las botas y tu labial
rojo y tu café, y no he logrado eso todavía. Si tengo jeans puestos, es
un buen día”.
A medida que Kendrick se hace mayor, más toma en cuenta su imagen pública.
“Siento que los 29 son una total basura. Prefiero tener 30 por dos
años. Cuando digo que tengo 29 parezco alguien que intenta asegurarse de
que los demás sepan que no tiene 30. Parezco una adolescente. Me gustan
los vestidos de los años cincuenta, pero te hacen ver infantil y no
quiero ser de esa gente que quiere parecer una colegiala. Intento darle
el mensaje al mundo de que soy una persona mayor”, relata.
Cuando ella se reunió con Anna Camp, Brittany Snow y Rebel Wilson para filmar Pitch Perfect 2 el año pasado, “parecía que estaba en la escuela”, recuerda la actriz. “Algunas de las chicas me registraron en The Bachelor
así que eso se convirtió en un momento memorable para nosotras y en un
motivo para abrir un chat grupal, y cuando te reúnes, recuerdas la
personalidad de cada una. Básicamente estamos filmando la misma película
de nuevo, con escenarios distintos, pero era como un deja vu, yo decía,
‘¿No filmamos ya esto? ¿es esto un sueño?’”.