Los ingredientes para el éxito parecen estar todos ahí: una historia basada en la vida de uno de los artistas más populares de Colombia, canciones que ya son parte de la banda sonora personal de millones de sus compatriotas y polémica. Mucha polémica.
Porque de eso siempre estuvo llena la vida de Diomedes Díaz, el juglar vallenato que a poco más de un año de su muerte ya tiene su propia telenovela, la que empezó a ser transmitida este martes en Colombia por la cadena RCN.
Mientras que el lado oscuro de la vida de “el cacique de la junta” también ha hecho que muchos resientan el “Diomedízate” con el que la televisora ha estado promocionando localmente la serie.
Lo que significa que en redes sociales, portales de internet y en las páginas de opinión de los principales periódicos del país no han faltado voces insistiendo en que este más bien tendría que “Des-diomedizarse”, con algunos llegando a cuestionar incluso la idea de llevar a la pantalla la vida de semejante personaje.
Con más de 300 éxitos y más de 20 millones de discos vendidos, Diomedes es sin duda uno de los grandes ídolos musicales colombianos. Pero su vida estuvo marcada por el escándalo y la polémica.
El tema es que, para muchos, Diomedes Díaz, además de un gran cantante, también simboliza algunas de las peores cosas de Colombia: impunidad, excesos y relaciones poco santas con el narcotráfico y los paramilitares perdonadas en virtud de su fama, éxito y talento.
Aunque, mientras conduce su taxi, Jorge Guillermo Moreno –un confeso admirador del juglar vallenato– dice no entender las razones para tanto escándalo.
“Es cierto: él como cantante era muy bueno y como persona dejó mucho que desear. Pero si hicieron una novela sobre Pablo Escobar…”, le dice a BBC Mundo.
“Lo bueno y lo malo”
Por lo pronto, los productores de la serie han prometido que abordará todas las facetas de la vida del polémico artista, desde cuando como niño componía y cantaba “para no aburrirse” mientras trabajaba como espantapájaros en las plantaciones de maíz de La Guajira, hasta su muerte en diciembre pasado, a los 56 años de edad y con 28 hijos.
Y, seguramente, la novela contará la historia detrás de algunos de sus 300 éxitos –que le permitieron vender más de 20 millones de discos y conquistar un Grammy Latino– así como el triste caso de Doris Adriana Niño, cuya muerte en 1997 le valió a Diomedes una condena de 12 años de cárcel, de la que sólo cumplió una tercera parte tras las rejas.
Los productores de la novela aseguran que esta abordará todas las facetas de la vida de Díaz, quien fue condenado a 12 años de cárcel por la muerte de una admiradora y tuvo cuestionadas relaciones con paramilitares y narcos.
“Hubo muchas horas de entrevistas con Diomedes, quien nos contó la historia de su vida con todas sus contradicciones. Y parte del acuerdo con él era contar todas las facetas para generar una reflexión, que era lo que él mismo quería”, explica Yalile Giordanelli, productora de la serie.
“Y sabíamos que iba a haber polémica. Pero aquí no estamos buscando una apología a una vida personal, con errores, sino más bien exaltar los valores de la cultura vallenata”, le dice a BBC Mundo.
Yalile Giordanelli, productora
Para Giordanelli, una bogotana de origen costeño, Díaz fue, de hecho, el último de los verdaderos juglares vallenatos, esos cronistas de su tiempo y su tierra propios de la costa caribe colombiana.
Y la invitación a “Diomedizarse” no es otra cosa más que una invitación a acercarse a esa cultura, que muchos sienten se está perdiendo.
“La vida que él llevó ya como famoso no es la que representa esa cultura, esa está más bien en las composiciones musicales que hizo”, afirma la productora.
Aunque, en la práctica, a los ojos de muchos, la imagen actual de la cultura vallenata también está marcada por los excesos –en materia de alcohol, droga y mujeres– del gran Diomedes.
El último de los juglares
Para Alberto Salcedo Ramos, un gran conocedor del género y autor del texto definitivo sobre Diomedes Díaz –”La eterna parranda”, que le valió el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 2011– esa imagen está, sin embargo, desvirtuada por un conocimiento incompleto.
El multitudinario entierro de Díaz dio testimonio de su popularidad, a pesar de su lado oscuro.
“Diomedes se fue convirtiendo en una caricatura de sí mismo y lo que la gente cuestiona del Diomedes Díaz que conoció en los últimos años es una caricatura”, le dice a BBC Mundo.
“Pero nosotros aquí en el Caribe crecimos viendo a un tipo que cantaba como los dioses, un tipo que se tomaba en serio su trabajo, un tipo que tenía un gran respeto por el canto y los ancestros y que dejó una obra maravillosa”, agrega.
Y –advierte Salcedo– no hay que creer que los excesos actualmente asociados a los multitudinarios conciertos de música de acordeón que se celebran en la costa Caribe colombiana definen al género.
Por una sencilla razón: “Lo que esos pelados hacen no es vallenato”, le dice a BBC Mundo. “Para mí el vallenato es un folklor que no se graba desde hace mucho tiempo“, agrega.
Para los puristas el vallenato es, sobre todo, un medio de expresión, una forma de contar historias.
Según el escritor barranquillero, hay formas objetivas de demostrarlo, pues muchos de los supuestos “vallenatos” de la actualidad no llevan ninguno de los aires representativos del género: pulla, paseo, son y merengue.
“Y además son canciones que no narran historias, no exaltan un amor, no te crean una frase que te acompañe por el resto de tu vida. Es una música realmente estúpida y repito: no es vallenato. Es música de acordeón, que es diferente”, sostiene.
Alberto Salcedo Ramos
El cronista también hace notar que “el licor, la perica” –la cocaína– y esa cantidad de vainas (que era normal ver circular en los multitudinarios conciertos de Diomedes y en los de sus “herederos”) también circulan en otros folklores, en otros géneros”.
“Ese es el país, Colombia; esa es la cultura colombiana. Si te vas a una gallera de traquetos (narcos) que oyen música de carrilera vas a ver también esos excesos”, cuenta.
“Lo que pasa es que el vallenato carga con la fama. Supongo que por algunos cultores desordenados que ha tenido, con Diomedes Díaz. Pero si tú quieres hablar de las relaciones entre el vallenato y la cultura popular colombiana tienes que remontarte al pasado, no lo puedes hacer con lo de hoy”, insiste Salcedo.
Un asunto de matices
Pero, así las cosas, ¿podrá la exaltación de la vida de Diomedes Díaz contribuir al rescate del verdadero vallenato o terminarán pesando más sus escándalos y excesos?
Díaz colaboró con la telenovela compartiendo su versión de la historia con los guionistas.
Giordanelli, la productora, ciertamente apuesta por una mejor comprensión del género, aunque no niega que el primer objetivo de la telenovela sea el entretenimiento.
“Pero uno sí espera que la gente salga en un estado de ánimo distinto, tiene que haber una transformación y ojalá que se genere un acercamiento a la cultura vallenata y a todas sus cosas bonitas, además de una reflexión sobre lo malo, por supuesto”, le dice a BBC Mundo.
Mientras que Salcedo cree que todo dependerá del manejo del sujeto.
“Sobre Diomedes Díaz es imposible dar una respuesta corta que lo abarque completamente. Yo escribí un reportaje largo precisamente para poder responder a esa pregunta, porque en una respuesta corta uno corre el riesgo de terminar o exaltándolo o linchándolo”, explica.
“Y es que es muy fácil con un personaje como Diomedes hacer el ridículo, reducirlo todo a blanco o a negro”, le dice a BBC Mundo.
“Para entenderlo hay que buscar las explicaciones en los matices”.
Pero para averiguar si “Diomedes, el cacique de la junta” lo consiguió o no, habrá que ver la telenovela.