Un año antes de superar los 80, el cineasta Woody Allen contó que, como ateo, lleva “una vida triste sin esperanza” y no le preocupa que sus películas lo puedan trascender.
“La idea no me causa más placer que una colonoscopía”, ironizó en una entrevista que publicada en el diario alemán Süddeutsche Zeitung con motivo del estreno en Alemania de su cinta más reciente, “Magia a la luz de la luna”.
No importa lo que hagamos en vida, todo es una ilusión sin sentido porque nada perdura, aseguró el creador de filmes de culto como “Manhattan” y “Annie Hall”. “El sol se apagará, nos guste o no nos guste”.
Allen dijo ser consciente de que como ateo lleva “una vida triste sin esperanza (…) horripilante y sombría, sin objetivo o relevancia alguna”.
Su nueva película, “Magia a la luz de la Luna”, gira en torno a un
ilusionista que no cree en la magia encarnado por el británico Colin
Firth.