Si en los últimos años su sola presencia era suficiente para generar un tumulto de paparazzi,
en estas semanas que han pasado quienes persiguen a las estrellas con
sus cámaras se han hartado de tomarle fotos a Angelina Jolie.
Decidida a seguir los pasos de su gran maestro, Clint Eastwood, para quien trabajó en aquella joyita del cine llamada Changeling, la gran diva de Hollywood ha dejado atrás su halo de misterio para acompañar a su segunda película de ficción como directora, Unbroken. Este
es, sin dudas, su proyecto más ambicioso hasta la fecha, en
innumerables proyecciones para la prensa y los sindicatos que deciden
los premios, en muchos casos acompañada de su elenco.
Pero si hay alguien sorprendida por esta transformación, que incluye un nuevo filme como directora, By the Sea, que acaba de rodar y en la que comparte cartel con su célebre esposo, es la propia Jolie.
Por
eso declara: “Lo cierto es que nunca planifiqué esto” y agrega: “Nunca
fui una persona que soñara con un gran currículo. No me interesaba
convertirme en directora. Solo quería contar historias y esta era la
mejor manera de hacerlo. Si nada de esto hubiera pasado y me hubiera
tenido que conformar con ser solo madre y esposa, también hubiera sido
feliz. Tal vez me hubiera sentido algo inquieta y frustrada, pero nada
más. Eso sí, cuando trabajo lo doy todo de mí y trato de hacer las cosas
de la mejor manera posible, ya sea como actriz o como directora. Y lo
mismo vale para mi participación en la política. Si hay algo que decir o
hacer, ahí estoy. No temo involucrarme en cosas complicadas. Solo le
temo a no haberlo intentado si había oportunidad”.
En Unbroken,
Jolie logró lo que muchos intentaron, pero no pudieron conseguir.
Llevar al cine la vida del corredor olímpico, soldado y prisionero de
guerra Louis Zamperini ha sido el sueño de muchos desde que concluyó la
II Guerra Mundial.
Pero este no fue un logro fácil para ella, ni
aun siendo una de las estrellas más famosas de Hollywood: “Cada estudio
tiene 15 diferentes proyectos que nunca se han hecho realidad y los
revisé todos, hasta que di con Unbroken. Regresé a casa y le
dije a Brad que había encontrado una buena historia para llevar al cine.
El me respondió que era un proyecto que llevaba mil años dando vueltas;
Brad sabía que era una de esas historias de las que hablan todos, pero
nunca se concretan. Luego leí el libro y me enamoré de él. Pero no me
querían dar la película. Me pasé meses luchando por una oportunidad, con
esquemas de las escenas, mapas, cuadros, para explicar mi proyecto.
Finalmente, alguien decidió escucharme e hice mi propuesta una y otra
vez; después de tanto insistir, aceptaron que yo la dirigiera”,
recuerda.
Para Jolie, lo más sorprendente fue descubrir que
Zamperini vivía a unos metros de su casa y que, desde su tejado, podía
ver el de él. A lo largo del proceso, desarrolló con él una relación muy
personal y afectiva y lo acompañó en su lecho de muerte poco antes de
que falleciera en julio, a los 97 años de edad:
“Todo el proceso
ha sido muy fuerte y emotivo para los que participamos en el filme: en
definitiva lo abordamos porque nos conmovió su historia. Aprendimos
sobre su vida de la misma manera en que lo hicieron muchos millones de
personas y tuvimos la oportunidad de conocerlo muy de cerca. Hablábamos
todo el tiempo con él y Jack O’Connell –quien interpretó a Zamperini–,
también pudo conocerlo bien. El fue un mentor, un padre y un amigo para
nosotros durante la filmación. Fue un gran hombre. Se dice que uno nunca
conoce a sus héroes, pero yo pude conocer al mío y fue extraordinario.
El quería que se hiciera esta película, no por una cuestión de ego, sino
porque el filme tiene un gran mensaje. Hay mucho dolor en el mundo y
mucha guerra; pero el filme muestra que hasta una persona con muchos
defectos puede alcanzar la grandeza. Y también que la fortaleza de
espíritu nos puede ayudar a superar los peores momentos”, dice con la
sabiduría que dan los años.