Una modelo embarazada fuma y bebe para abortar porque tendrá un niño y no una niña

Josie Cunningham, una aspirante a modelo de 23 años ansiosa por entrar en la versión británica de «Gran Hermano», ha causado controversia en Inglaterra después de afirmar durante una entrevista que, desde que se enteró de que estaba embarazada de un niño, y no de una niña, está bebiendo y fumando todo lo que puede a sabiendas de que es muy perjudicial para su hijo. Al menos, así lo afirma la versión digital del diario «Daily Mail».

Esta no es la primera polémica que genera la joven pues –el pasado mayo- provocó un incendio en las redes sociales al señalar que, después de aumentarse los senos con una subvención de casi 6.000 euros de la Seguridad Social, abortaría para poder entrar en el popular programa inglés y «tener un futuro mejor».

Al parecer, y según ha explicado la modelo, tras algunas semanas y hablar con su familia en varias ocasiones tomó la decisión de no perder al bebé. Sin embargo, la situación cambió cuando le dijeron que su pequeño sería un varón, y no una niña. En ese momento, empezó a fumar más de 20 cigarrillos al día y a beber de forma descontrolada sabiendo que eso le podría provocar el aborto.

«La tarde que descubrí el sexo del bebé fue cuando encendí mi primer cigarrillo. No estoy orgullosa de ello, pero no podía detenerme. Cambió todo. Una vez terminado el pitillo, me pareció difícil concentrarme en algo positivo, así que me tomé un vaso de vino. Mi intención era tomarme uno, pero antes de que me diera cuenta ya iba por el segundo y me estaba fumando un paquete entero al día», ha explicado la británica en una cadena de televisión local.

A día de hoy, la joven afirma que no puede detener su adicción aunque sabe que hará daño al bebé, y explica que, la única forma en que cree que podrá parar, será si la Seguridad Social británica le da dinero para parches de nicotina. No obstante, desde el gobierno empiezan a estar cansados de ella, pues ya les ha sacado 6.000 euros para una operación de aumento de senos, 2.000 para un tratamiento de Botox debido a un problema sudoración excesiva, 3.100 para un tratamiento dental, y cientos de dólares en taxis financiados por el estado. De hecho, que el fisco sea tan dadivoso con ella ya le ha granjeado el odio en su país.


 
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