Esta sí que es la pregunta de los 89 mil
dólares… ¿te quedarías con una fuerte cantidad que no es tuya, pero que
por su procedencia -las arcas públicas- todo mundo sabe que no te
pertenece? Políticos absténganse de contestar… ya sabemos su respuesta.
Michaela Hutchings era una mujer que
hasta hace poco tenía un esposo en cárcel, sin mucho dinero, pero lo
suficiente para mantener a su pequeña hija. Sin embargo, una revisión a
su cuenta le dio un giro de 180 grados a su situación: de la nada se encontró con un deposito de 89 mil dólares.
Se trataba de una transferencia hecha
erróneamente por la administración de distrito de Lichfiel, Inglaterra.
Entonces la mujer se encontró en un verdadero dilema: ¿me los quedo o
los devuelvo?… terminó por decidir quedárselo, lo cual fue aplaudido por
muchos, pero tachado como un acto de moralmente “repugnante”. Por no
aguantar las miradas castigadoras de los vecinos, la mujer mostró hace
poco las primeras señales de vergüenza: “Estoy avergonzada, pero les pregunto a todos ¿ustedes que hubieran hecho?”
Y cómo aguantar las trolleadas que le
han puesto vía Twitter, Facebook y demás medios… no sólo a ella sino a
toda su familia, con todo y que no se gastó el dinero: Con el dinero de
la ciudad, Hutching se consintió con un bolso Gucci, uno de la marca
Louis Vuitton… y de paso también un cinturón. Además se compró unas
gafas Dior y ya encarrerada también pagó una multa que tenía pendiente y
le dio una cantidad a su madre… aun así, se vio ahorrativa y dejó en el banco 68 mil dólares.
“No sabía que el dinero era de la
ciudad…de haberlo sabido no lo habría tocado”, señala la mujer, que
además alega que cuando preguntó quien le deposito tan generosa
cantidad, le dijeron en el banco que no podían proporcionar esa
información… sin embargo, al día siguiente de haber gastado parte del
dinero fue detenida y procesada por retención deshonesta de crédito,
cargo que es castigado con hasta 10 años de prisión.
La mujer de 23 años evitó la cárcel, sin embargo un juez la condenó a realizar la devolución del dinero de forma íntegra, ya que si a más tardar fechas decembrinas no lo hace –ahí sí- pasará navidad desde las rejas.
“Me están castigando por la forma en la que me veo”, reclama Michaela, ya que argumenta que de no verse tan bizcocho bien, la condena ni siquiera existiría: “Si solo no diera mucho que ver y hubiera jugada mi carta de ‘Oh, sólo ganó esto al mes… estaba en una situación difícil’, habría tenido sólo un jalón de orejas y sólo habría pagado cinco dólares a la semana”.
“Me tachan de vividora (…) sé que es mi culpa el que todos a mi alrededor sufran. Sólo una decisión puede cambiar tu vida. Hice mal y lo siento, pero antes de juzgar, pónganse en mi lugar.