Lindsay Lohan ha manifestado que está dispuesta a todo para marcar un
antes y un después, y así terminar con su mala fama. Incluso dejará Los
Ángeles para cambiar de aires y llevar una vida más tranquila alejada
de la farándula. En su caso el peso de ser un personaje conocido parece
haberle costado demasiado caro.
Lindsay Lohan
quiere cambiar su apodo de “la chica mala de Hollywood”, y hacer valer
su capacidad artística. El caso es que se lo ha ido ganando a pulso
desde bien jovencita con una larga trayectoria de escándalos, pero ahora
con 28 años desea dejar atrás su vida desordenada y problemas con la
justicia.
La intérprete que se hizo popular con tan solo doce años, y que ha
sido puesta en numerosas ocasiones como ejemplo de “muñeca rota”, echa
la culpa a la presión mediática. Asegura que fue la persecución de los
paparazzis la que la volvió “paranoica”.
Lindsay Lohan en esta metamorfosis hacia chica bien se muda a Londres
para trabajar en teatro. «Quiero ser conocida por mi talento y por mi
trabajo, en lugar de ser un fenómeno de los tabloides», explicó sincera
en una entrevista a la BBC.
«Ya no me expongo a las mismas situaciones que antes. En Los Ángeles,
cuando sales de noche, es todo lo que haces. Ahora es distinto, he
madurado y ya no queda realmente nada en esa vida para mí».