Ocultas en la parte
trasera del Calderón, solo visibles para los sorprendidos conductores
que circulan por la M−30, varias decenas de adolescentes pasan el tiempo
conversando, echando una partida de cartas, jugando al Monopoly o
simplemente leyendo. Desde hace casi dos meses han montado un campamento
con el único objetivo de poder ver de cerca a los integrantes de One
Direction en el concierto que el grupo dará el próximo jueves.
Una espera que, como nos reconoce Andrea, "se hace un poco pesada, sobre todo por el calor". Aún así no duda en afirmar, rotunda, que "seguro que merece la pena" . Junto a ella está su compañera María y Alba, una joven gallega de la que se han hecho amigas durante las largas horas de espera. Antes ya se habían puesto en contacto por Twitter cuando, justo después de comprar sus entradas comenzaron a organizar un grupo con el que coordinarse para la acampada.
Hace ya varios años que las fans españolas de grupos como One Direction, Justin Bieber o Miley Cyrus vienen desarrollando su propia logística para este tipo de eventos . A través de las redes sociales forman grupos de unas 30 o 40 chicas que se coordinan para guardar la fila. Cada dos horas, jóvenes del primer grupo que llegó al estadio se encargan de pasar lista. Si algún grupo no tiene representantes, pasan al último lugar de la fila, por lo que todas se aseguran de cumplir con sus guardias, incluso cuando ello implica mentir a los padres diciéndoles que "van a casa de una amiga". Pese a que todo es autogestionado, según Isabel y Ayelén, que han asumido la tarea de pasar lista, "hasta ahora no hemos tenido ningún problema".
El sacrificio de los padres Varios progenitores acompañan a sus hijas, ya que la mayoría son menores de edad . Es el caso de Yolanda y Encarni, que están agotadas después de haber pasado la noche de guardia. Ambas vienen de Linares y se están alojando en la casa de unos conocidos en Guadalajara. Debido a la crisis no tienen mucho dinero y han sido las propias hijas las que se han encargado de pagar las entradas, el viaje y el alojamiento con el dinero que han ido ahorrando de cumpleaños y otras fiestas.
Para otras como Silvia, es la recompensa por sus buenas notas y muchos meses de esforzarse en casa . Aunque aún así le costó mucho convencer a su madre, Beatriz, que compara el sacrificio que ella hace con el que otros padres hacenlos fines de semana para llevar a sus hijos al fútbol. Finalmente, incluso reconoce que ella ha acabado por hacerse fan de la banda, ya que su hija le pone los temas siempre que ambas limpian la casa.
La convicción y seguridad de las acampadas solo vacila cuando se les pregunta por qué les gusta tanto el grupo. La mayoría dan explicaciones vagas sobre su música y su naturalidad, aunque otras como Alba sostienen que: "si te gustan lo entiendes y si no, pues no" . Aunque sabe que lo que están haciendo es "una locura", recuerda que el grupo viene muy poco a España y que para todas esta es una oportunidad única que tienen que aprovechar al máximo.
Una espera que, como nos reconoce Andrea, "se hace un poco pesada, sobre todo por el calor". Aún así no duda en afirmar, rotunda, que "seguro que merece la pena" . Junto a ella está su compañera María y Alba, una joven gallega de la que se han hecho amigas durante las largas horas de espera. Antes ya se habían puesto en contacto por Twitter cuando, justo después de comprar sus entradas comenzaron a organizar un grupo con el que coordinarse para la acampada.
Hace ya varios años que las fans españolas de grupos como One Direction, Justin Bieber o Miley Cyrus vienen desarrollando su propia logística para este tipo de eventos . A través de las redes sociales forman grupos de unas 30 o 40 chicas que se coordinan para guardar la fila. Cada dos horas, jóvenes del primer grupo que llegó al estadio se encargan de pasar lista. Si algún grupo no tiene representantes, pasan al último lugar de la fila, por lo que todas se aseguran de cumplir con sus guardias, incluso cuando ello implica mentir a los padres diciéndoles que "van a casa de una amiga". Pese a que todo es autogestionado, según Isabel y Ayelén, que han asumido la tarea de pasar lista, "hasta ahora no hemos tenido ningún problema".
El sacrificio de los padres Varios progenitores acompañan a sus hijas, ya que la mayoría son menores de edad . Es el caso de Yolanda y Encarni, que están agotadas después de haber pasado la noche de guardia. Ambas vienen de Linares y se están alojando en la casa de unos conocidos en Guadalajara. Debido a la crisis no tienen mucho dinero y han sido las propias hijas las que se han encargado de pagar las entradas, el viaje y el alojamiento con el dinero que han ido ahorrando de cumpleaños y otras fiestas.
Para otras como Silvia, es la recompensa por sus buenas notas y muchos meses de esforzarse en casa . Aunque aún así le costó mucho convencer a su madre, Beatriz, que compara el sacrificio que ella hace con el que otros padres hacenlos fines de semana para llevar a sus hijos al fútbol. Finalmente, incluso reconoce que ella ha acabado por hacerse fan de la banda, ya que su hija le pone los temas siempre que ambas limpian la casa.
La convicción y seguridad de las acampadas solo vacila cuando se les pregunta por qué les gusta tanto el grupo. La mayoría dan explicaciones vagas sobre su música y su naturalidad, aunque otras como Alba sostienen que: "si te gustan lo entiendes y si no, pues no" . Aunque sabe que lo que están haciendo es "una locura", recuerda que el grupo viene muy poco a España y que para todas esta es una oportunidad única que tienen que aprovechar al máximo.
