La fecha decisiva para la monja no es la final de La Voz, sino el 29 de julio, día en que tomará de manera definitiva los votos de castidad, pobreza y obediencia
La fecha decisiva para la vida de Sor
Cristina Scuccia no será este jueves en Milán, cuando la joven religiosa
siciliana de 25 años enfrentará el televoto en la final del concurso La
Voz de Italia, sino el 29 julio en la ciudad de Asís, día en el que
deberá renovar los votos de castidad, pobreza y obediencia
para así convertirse, de manera definitiva, en una verdadera Orsolina,
nombre que adoptaron, como sinónimo de "enseñantes", diversas religiosas
provenientes de institutos seculares.
Ante este dilema, toda Italia se pregunta si Sor Cristina confirmará
serenamente, independientemente del resultado de esta final, sus votos y
su fe religiosa o si, por el contrario, meditará y eventualmente
decidirá continuar con su prometente futuro de "popstar" con hábito religioso.
Lo anterior se debe al hecho de que desde hace unas semanas corre el
rumor que la casa discográfica que detenta los derechos de los cantantes
que participan en La Voz ha propuesto, a la casi religiosa, un "tour"
mondial, pero también corre el rumor que podría no interesarse más en
ella si decide renunciar a su vocación.
Esto último es por demás lógico. Renunciando a su vocación Sor Cristina
ya no sería el gran negocio que esta empresa tiene en mente además de
que, según la misma empresa, terminaría olvidada por el gran público tal
como ha sucedido con tantos otros cantantes emergentes en este y otros
programas televisivos.
Algunos de sus fieles seguidores acosnejan a Cristina Scuccia seguir
siendo monja para de esta manera poder continuar con su carrera de
vedette planetaria. Pero ¿cómo? Condiciéndose con modestia y de manera
muy reservada Cristina, esta es la sugerencia de sus "fans", podría
compartir el "don" de cantar -que le ha concedido el "Señor"- con sus
miles de admiradores los cuales siguen festejando su dueto con la
"sexystar" Kylie Minogue, haberla visto cantar acompañada con la banda
emergente de los Vamps, entonar con la máxima simplicidad, evitando
sorrisas maliciosas, un "cover" como "Time of my life", de Dirty
Dancing, así como un viejo éxito feminista como "Girls just want to have
fun".
Sor Cristina, esta es la verdad, ha terminado por caer, voluntaria o
involuntariamente, en las redes del complejo e implacable mundo
mediático donde el éxito se convierte, muy a menudo, en un auténtica
pesadilla para quien lo alcanza, como esta religiosa quien, según no
pocos, ha llegado a la final de La Voz eliminando concurrentes mucho mejor dotados que ella gracias no a los votos del jurado sino a los del público.
Esto último hace afirmar a algunos medios especializados que la gran triunfadora en la final de La Voz será
sor Cristina no sin antes hacer saber que, no obstante su popularidad,
el programa no ha sido ni el gran éxito ni el gran negocio que se
esperaba visto el auditorio televisivo que nunca ha superado el 15 % del
total italiano.
Pero independientemente de lo anterior, nadie puede negar que Sor
Cristina se haya convertido en un fenómeno mediatico al cual se ve
difícil que pueda o quiera renunciar, sobre todo porque el mundo entero
habla de ella, Alicia Keys, Whoopy Goldberg, su ex maestra de arte, la
semi monja y ex actriz italiana Claudia Koll, así como su Lucio, su
novio antes de entrar al mundo religioso, quien prudentemente dice no
recordar el primer beso que se dieron.