Me gustaría que alguien me explique qué hacen los políticos metiéndose
en la educación sexual. Lo digo a raíz de que un médico amigo me comentó
que en el material de estudio para renovar su licencia, la respuesta
correcta acerca de una pregunta sobre la educación sexual era la
abstinencia. No sé si las asociaciones profesionales estadounidenses de
sexología han hecho algo al respecto, pero yo no me puedo quedar
callada.
Les aseguro que la abstinencia no funciona, no es
sana, no es buena educación sexual y sus bases no son científicas. Los
graves problemas en materia de sexualidad que hay en el mundo no se
controlarán así, jamás. Situaciones como las infecciones de VIH, los
embarazos no deseados, las conductas sexuales irresponsables y un triste
etcétera solo se pueden afrontar con una verdadera educación sexual.
¿Acaso
no saben que la sexualidad es una ciencia, que la terapia y la
educación sexual se han desarrollado en los últimos tiempos de manera
increíble y que no hay ninguna base científica que sustente el disparate
de la abstinencia? Ni siquiera la Iglesia católica ha podido imponer la
abstinencia a sus sacerdotes.
Como sexóloga, considero que
posiciones erróneas como esta tienen graves consecuencias en todo el
mundo. Si queremos una sexualidad más responsable, más funcional y más
sana solo hay un camino: la educación sexual integral desde la infancia.
La
mayoría de la población hoy en día es analfabeta sexual. Algo tan
importante como el sexo, que fue escogido por Dios como la forma para
venir al mundo, no debe ocultarse, temerse y ser visto como asqueroso o
malo. Una verdadera educación sexual debe enseñar valores, respeto al
otro y el ejercicio de una sexualidad responsable. Pero la abstinencia
no es la forma de lograrlo, simplemente no funciona. Como bien dice el
argot popular: zapatero a tus zapatos.
Articulo de PeoplelEn Español