El diario The Washington Post se vió ayer obligado a desmentir la
versión propagada por un paparazzi francés sobre la “inminente difusión”
de un supuesto idilio amoroso entre el presidente de Estados Unidos,
Barack Obama y la cantante, Beyoncé, una de sus más fervientes
simpatizantes.
“No es verdad. Todo es un invento”, aseguró a EL UNIVERSAL entre divertido y extrañado un representante del diario que ayer se veía sorprendido en medio de una versión más propia de las revistas del corazón que de sus reconocidas páginas editoriales.
Como bola de nieve, la versión ofrecida por el fotógrafo francés, Pascal Rostain, en el programa matinal de la radio francesa Europe 1, prendió a través de las redes sociales donde cobró fuerza la noticia de que una bomba mediática estaba a punto de estallar en las páginas de The Washington Post: “En estos momentos está ocurriendo algo de enorme trascendencia en Estados Unidos de lo que va a hablar todo el mundo cuando se publique en las páginas de The Washington Post”, aseguró ayer el paparazzi francés.
Al igual que ocurre con los rumores, la “exclusiva” anunciada por el paparazzi francés se topó con la impasible reacción de The Washington Post.
Hace un mes, el tabloide que es el rey de los escándalos, The National Enquirer adelantó que la primera dama, Michelle Obama, estaba empeñada en conseguir el divorcio tras el supuesto escarceo amoroso de su marido en Sudáfrica con la Primer Ministro de Dinamarca, Helle Thorning-Shmidt.
Si no fuera porque The National Enquirer también sacó a la luz las infidelidades que le costaron la candidatura a la presidencia al demócrata, John Edwards, nadie prestaría atención a medios que a veces propagan patrañas, pero también siembran dudas.
En el caso de Barack Obama, no es la primera vez que su proximidad con la cantante de voluptuosa silueta, le coloca en la mira del escándalo.
En enero de 2013, tras juramentar sobre la biblia para un segundo mandato, Beyoncé fue la artista invitada por la Casa Blanca para entonar el himno nacional. El problema surgió cuando se descubrió que Beyoncé había deleitado a los asistentes con una grabación.
Algo que enfureció a un grupo de líderes del partido republicano que exigieron la renuncia del Presidente Obama por haber permitido la “falta de respeto” de Beyoncé y del propio Obama hacia el himno nacional, en uno de los actos más solemnes para la nación.
“No es verdad. Todo es un invento”, aseguró a EL UNIVERSAL entre divertido y extrañado un representante del diario que ayer se veía sorprendido en medio de una versión más propia de las revistas del corazón que de sus reconocidas páginas editoriales.
Como bola de nieve, la versión ofrecida por el fotógrafo francés, Pascal Rostain, en el programa matinal de la radio francesa Europe 1, prendió a través de las redes sociales donde cobró fuerza la noticia de que una bomba mediática estaba a punto de estallar en las páginas de The Washington Post: “En estos momentos está ocurriendo algo de enorme trascendencia en Estados Unidos de lo que va a hablar todo el mundo cuando se publique en las páginas de The Washington Post”, aseguró ayer el paparazzi francés.
Al igual que ocurre con los rumores, la “exclusiva” anunciada por el paparazzi francés se topó con la impasible reacción de The Washington Post.
Hace un mes, el tabloide que es el rey de los escándalos, The National Enquirer adelantó que la primera dama, Michelle Obama, estaba empeñada en conseguir el divorcio tras el supuesto escarceo amoroso de su marido en Sudáfrica con la Primer Ministro de Dinamarca, Helle Thorning-Shmidt.
Si no fuera porque The National Enquirer también sacó a la luz las infidelidades que le costaron la candidatura a la presidencia al demócrata, John Edwards, nadie prestaría atención a medios que a veces propagan patrañas, pero también siembran dudas.
En el caso de Barack Obama, no es la primera vez que su proximidad con la cantante de voluptuosa silueta, le coloca en la mira del escándalo.
En enero de 2013, tras juramentar sobre la biblia para un segundo mandato, Beyoncé fue la artista invitada por la Casa Blanca para entonar el himno nacional. El problema surgió cuando se descubrió que Beyoncé había deleitado a los asistentes con una grabación.
Algo que enfureció a un grupo de líderes del partido republicano que exigieron la renuncia del Presidente Obama por haber permitido la “falta de respeto” de Beyoncé y del propio Obama hacia el himno nacional, en uno de los actos más solemnes para la nación.