Mónica Spear estaba en su vivienda de Chuao ese jueves cuando llamó a su amigo y asistente Yonder Hernández para hacer planes. Se encontraron, pasaron la tarde juntos, y él la invitó a su grupo de oración ubicado en la urbanización Alberto Ravell, en El Valle.
“Ella no preguntó nada, sólo le advertí que no era cómodo para estacionarse. Tomamos un taxi y a las 7 pm comenzamos la prédica. Ahí confesó que era cristiana evangélica desde los 19 años, igual que toda su familia, que a Dios le dedicaba y consultaba todo lo que hacía; me contaba que ella usaba a Dios como su socio y por eso le consultaba cualquier propuesta, como cuando le ofrecieron el contrato en Colombia y se debatía entre aceptar otro en Venevisión: dijo ‘Dios se me reveló, me voy a Colombia a grabar’ y así fue, recuerda el modelo y actor. “Ella era tan espiritual y tan distinta que cuando la conocí le dije ‘yo quiero ser como tú, ¿cómo hago?’ y me contestó: ‘busca a Dios’ y hace dos años estoy en la iglesia”.
En Miami, Florida, Spear asistía a la congregación Centro Cristiano Restauración.