El silencio de Cristina Kirchner, un enigma en Argentina



El silencio de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner llama cada vez más la atención en la Argentina, donde ha estado ausente de la escena pública desde hace semanas, por lo que varios funcionarios buscaron acallar rumores al aclarar hoy que la mandataria se comunica con sus ministros y “está conduciendo el gobierno”.
Las versiones periodísticas acerca de que este miércoles habría sufrido un desmayo cuando visitaba a su madre en una clínica privada de Buenos Aires incrementaron la incertidumbre.
“Nos reímos mucho con esto. La criticaban porque hablaba todos los días y decían que hacía abuso de la cadena nacional”, afirmó hoy el ministro de Defensa, Agustín Rossi, para revertir los rumores y las dudas.
Aunque no se presenta públicamente, Fernández de Kirchner “lleva adelante la totalidad de las acciones y tiene diálogo diario con todos sus ministros”, aseguró.
“Nos reímos mucho con esto. La criticaban porque hablaba todos los días y decían que hacía abuso de la cadena nacional”.
“La presidenta está conduciendo el gobierno, tiene reuniones con ministros en forma permanente o mantiene conversaciones por teléfono, está en cada uno de los actos de gestión, tanto cuando está en (su vivienda particular en la austral villa de) El Calafate como cuando está en (la residencia presidencial de) Olivos”, señaló Rossi.
En el mismo sentido se expresó hoy el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien cuestionó con dureza a quienes critican su “ausencia”.
“Es querer generar una incertidumbre, generar dudas desde el punto de vista institucional cuando se quiere hablar en estos términos”, señaló Scioli, quien pese a diferencias acompaña al kirchnerismo desde su llegada al poder en 2003.
El gobernador peronista afirmó que la jefa de Estado lo llamó hace dos días por su cumpleaños y hablaron sobre “cuestiones de Estado” y el “curso de la economía”.
“Yo veo a la presidenta activa, conduciendo lo que los ministros luego hacen anuncios. Que no hable no significa que esté ausente”, remarcó.
El cambio de Fernández de Kirchner comenzó con sus problemas de salud. Sus habituales discursos diarios, teleconferencias y mensajes por cadena nacional se vieron interrumpidos cuando fue operada el 8 de octubre para extraerle un hematoma en el cráneo. Su reposo se prolongó por más de un mes, con expresa indicación de los médicos de evitar las situaciones de estrés en el marco de un cuadro de arritmia coronaria que también se le detectó.
Se mantuvo apartada de las elecciones legislativas del 27 de octubre, en las que el Frente para la Victoria (FpV, peronista) gobernante registró un amplio revés pero pudo mantener el control junto a sus socios en ambas cámaras.
Su esperado regreso llegó con un amplio recambio de ministros en su gabinete, en especial en el equipo económico. Esto no alcanzó sin embargo para frenar el alza de la inflación, que según las estadísticas oficiales cerró 2013 en un 10,9 por ciento, casi un tercio del 28,38 por ciento estimado por consultoras privadas. Tampoco logró poner tope a la caída de reservas internacionales, que llegaron a su punto más bajo desde 2006, mientras se acelera la devaluación del peso.
“Yo veo a la presidenta activa, conduciendo lo que los ministros luego hacen anuncios. Que no hable no significa que esté ausente”.
Cristina volvió con apariciones en dosis homeopáticas. Su último discurso público fue en los festejos por los 30 años de democracia, el 10 de diciembre, en los que fue cuestionada por bailar en la Plaza de Mayo mientras crecía el número de muertos por una ola de saqueos en varias provincias en el marco de huelgas policiales.
Usa poco el Twitter, uno de sus canales de comunicación favoritos, y no volvió a hablar en público, tampoco cuando las protestas populares arreciaban en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores por los cortes de luz en medio de una extensa ola de calor y los afectados pedían una explicación.
Se tomó un par de semanas de vacaciones para las fiestas de fin de año en El Calafate, y mantuvo su nuevo estilo de resolver las cuestiones de gobierno a través de comunicaciones telefónicas o reuniones con sus colaboradores más estrechos.
A cambio, el nuevo jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, se convirtió en la voz diaria de comunicación gubernamental, aunque su capital político se fue diluyendo en parte con el paso de los días.
Los ministros buscan mientras mostrarse activos y ejecutivos, un cambio llamativo luego de una década de gobiernos personalistas en los que todo era decidido primero por el fallecido Néstor Kirchner y luego por su esposa y sucesora, Cristina Fernández. DPA

 




 
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