Su industria creció gracias
a que logró proyectar a la mujer moderna a través de sus diseños. Sin
excentricidades, y distinguidas por el estilo elegante, sus colecciones
engloban la idea de una mujer empresaria
Buenas conexiones combinadas con una visión empresarial y un poco de
suerte se conjugan en la fórmula que ha convertido a la diseñadora Carolina Herrera en un ícono de la moda. A sus 75 años ha levantado un imperio que otros representantes célebres de esta industria tardaron décadas en posicionar.
Carolina Herrera creció en una familia venezolana acomodada, lo que le permitió mantenerse en contacto con celebridades desde niña. Haber estado rodeada de lujos le motivó a plasmar este concepto en su marca, un sello que conserva hasta ahora.
Carolina Herrera creció en una familia venezolana acomodada, lo que le permitió mantenerse en contacto con celebridades desde niña. Haber estado rodeada de lujos le motivó a plasmar este concepto en su marca, un sello que conserva hasta ahora.
Su industria creció gracias a que logró proyectar a la mujer moderna a
través de sus diseños. Sin excentricidades, y distinguidas por el estilo
elegante, sus colecciones engloban la idea de una mujer empresaria, que
mantiene su glamour y buena presencia.
Contrario al sistema de funcionamiento de la alta costura -donde las creaciones que se muestran en pasarela son reinterpretadas por empresas de 'prêt-à-porter' , generando tendencias-, Carolina Herrera no cede sus propuestas, pues sus prendas de alta moda se mantienen en sus boutiques.
Sus diseños no se modifican ni se interpretan porque resultan usables en la cotidianidad. Para la diseñadora Melissa Santamaría, su colega Carolina Herrera es sinónimo de distinción y elegancia; pues siempre que hace apariciones en público deleita a los asistentes con su exquisitez al vestir.
Otra de las armas de Carolina Herrera es su entendimiento del cuerpo femenino, inspiración que la misma diseñadora ha confesado obtiene de su hija menor, Adriana, con quien trabaja las campañas publicitarias de su marca.
Herrera siempre acierta con su interpretación de las prendas femeninas, pues sus cortes son favorecedores para la silueta de una mujer, sin importar qué tan pronunciadas sean sus curvas.
Contrario al sistema de funcionamiento de la alta costura -donde las creaciones que se muestran en pasarela son reinterpretadas por empresas de 'prêt-à-porter' , generando tendencias-, Carolina Herrera no cede sus propuestas, pues sus prendas de alta moda se mantienen en sus boutiques.
Sus diseños no se modifican ni se interpretan porque resultan usables en la cotidianidad. Para la diseñadora Melissa Santamaría, su colega Carolina Herrera es sinónimo de distinción y elegancia; pues siempre que hace apariciones en público deleita a los asistentes con su exquisitez al vestir.
Otra de las armas de Carolina Herrera es su entendimiento del cuerpo femenino, inspiración que la misma diseñadora ha confesado obtiene de su hija menor, Adriana, con quien trabaja las campañas publicitarias de su marca.
Herrera siempre acierta con su interpretación de las prendas femeninas, pues sus cortes son favorecedores para la silueta de una mujer, sin importar qué tan pronunciadas sean sus curvas.
De cierta manera entiende esos cuerpos desde una visión real y femenina,
mas no desde una perspectiva aspiracional o asentada en estereotipos
anatómicos. Por eso busca que los cortes se adapten al cuerpo y no que
el cuerpo se ciña a sus creaciones.
Para Dana Torres, diseñadora, la forma en la cual la marca se ha posicionado en el mercado ha sido a través de su elegancia única. El primer concepto al que remite Carolina Herrera es al de sofisticación en relación con su esencia latina.
"No es la elegancia simple o minimalista que se encuentra en Europa, es una elegancia sutil pero también colorida". Torres dice que el primer color con el que se asocia a la diseñadora venezolana es el rojo, una tonalidad fuerte y expresiva, pero que bajo los usos que le da la marca, se convierte en algo elegante: sin perder feminidad ni ser escandaloso.
Otro acierto de Carolina Herrera -según Santamaría- ha sido su habilidad para diversificar sus productos y ampliar su mercado. "Está bien que si te gusta hacer vestidos de novia te dediques a eso, pero también es importante ver otras líneas de acción y buscar alianzas para ampliar tu clientela", dice.
Empresarialmente la diseñadora venezolana ha mantenido la identidad de su marca; pues diversificarla demasiado podría haber resultado perjudicial para su posicionamiento. Un posicionamiento posible, dado que es la misma Carolina, quien se encuentra a la cabeza de su casa de moda, no ha buscado diseñadores aliados ni directores creativos que puedan opacar su imagen dentro de su imperio.
La primera colección de Carolina Herrera se presentó en 1981. Después de su mudanza a Nueva York y la acogida de Diana Vreeland (editora de las publicaciones 'Harper's Bazaar' y 'Vogue'), la diseñadora venezolana fundó su primera firma: Carolina Herrera Ltd. En 1986 su rubro dio un giro y se dedicó a crear vestidos de novia y gracias a sus conexiones familiares se convirtió en la diseñadora del traje que Carolina Kennedy utilizó en su matrimonio.
Adicionalmente, consiguió una alianza con la empresa española Puig, con la cual lanzó al mercado su primer perfume, Carolina Herrera, en 1988, ahora todo un ícono. Colabora con Iniciativa Ser, desde el 2008. Esta es la edición especial. Ha sido criticada por declararse defensora del uso de pieles. El perfume 212 Sexy, del 2005, es uno de los más valorados en el mercado. Herrera diseñó el vestido de novia de Bella, para la saga 'Crepúsculo'.
Para Dana Torres, diseñadora, la forma en la cual la marca se ha posicionado en el mercado ha sido a través de su elegancia única. El primer concepto al que remite Carolina Herrera es al de sofisticación en relación con su esencia latina.
"No es la elegancia simple o minimalista que se encuentra en Europa, es una elegancia sutil pero también colorida". Torres dice que el primer color con el que se asocia a la diseñadora venezolana es el rojo, una tonalidad fuerte y expresiva, pero que bajo los usos que le da la marca, se convierte en algo elegante: sin perder feminidad ni ser escandaloso.
Otro acierto de Carolina Herrera -según Santamaría- ha sido su habilidad para diversificar sus productos y ampliar su mercado. "Está bien que si te gusta hacer vestidos de novia te dediques a eso, pero también es importante ver otras líneas de acción y buscar alianzas para ampliar tu clientela", dice.
Empresarialmente la diseñadora venezolana ha mantenido la identidad de su marca; pues diversificarla demasiado podría haber resultado perjudicial para su posicionamiento. Un posicionamiento posible, dado que es la misma Carolina, quien se encuentra a la cabeza de su casa de moda, no ha buscado diseñadores aliados ni directores creativos que puedan opacar su imagen dentro de su imperio.
La primera colección de Carolina Herrera se presentó en 1981. Después de su mudanza a Nueva York y la acogida de Diana Vreeland (editora de las publicaciones 'Harper's Bazaar' y 'Vogue'), la diseñadora venezolana fundó su primera firma: Carolina Herrera Ltd. En 1986 su rubro dio un giro y se dedicó a crear vestidos de novia y gracias a sus conexiones familiares se convirtió en la diseñadora del traje que Carolina Kennedy utilizó en su matrimonio.
Adicionalmente, consiguió una alianza con la empresa española Puig, con la cual lanzó al mercado su primer perfume, Carolina Herrera, en 1988, ahora todo un ícono. Colabora con Iniciativa Ser, desde el 2008. Esta es la edición especial. Ha sido criticada por declararse defensora del uso de pieles. El perfume 212 Sexy, del 2005, es uno de los más valorados en el mercado. Herrera diseñó el vestido de novia de Bella, para la saga 'Crepúsculo'.