El Porsche Carrera GT 2005 color rojo es otro de los protagonistas en la
muerte de Paul Walker y Roger Rodas y es posible que este auto tenga la
clave del accidente.
Destrozado y quemado en su totalidad, este modelo superdeportivo tiene
potencia de 612 caballos de fuerza y la posibilidad de llegar a los 201
km/h en 10 segundos; el modelo de origen alemán alcanza los 330 km/h.
El exceso de velocidad es una de las teorías más fuertes que buscan
explicar la causa del accidente que llevó al vehículo a incustrarse en
uno de los árboles que bardean el camino de la Hércules Street, una
calle normalmente tranquila, con un límite de velocidad de 45 kilómetros
por hora.
Este vehículo fue considerado como el auto más rápido en el año 2005 y
Walker y su amigo lo estrellaron contra un poste de alumbrado público
que sostenía un aviso de límite de velocidad de 72 kilómetros por hora y
un árbol.
Los testigos siguen informando detalles de la escena en la que Paul
Walker, protagonista de la saga Rápido y Furioso; entre las versiones
destaca la que asegura que el vehículo rojo estaba compitiendo con otro.
En la calle de Los Ángeles, California, según los vecinos, es habitual
que hayan carreras de autos. Pero otra versión, recogida por Los Angeles
Times de una fuente policiaca, asegura que el coche iba solo por la
calle.
Una historia más señala las manchas de combustible que se han encontrado
en el camino, lo que indica una posible fuga en el tanque de gasolina
del deportivo y que sería la causa de la exploción.
Los medios locales están recabando más recuerdos de los testigos. “Roger
trataba de que Paul saliera del coche cuando todavía estaba en llamas.
Estaba tratando de salvar a su amigo... pero no había nada que hacer”,
narró un testigo.
Agregó que el hijo de Rodas corrió hacía el automóvil incendiado para
ayudar a su padre y a Paul Walker, pero no hubo mucho que pudiera hacer
porque las llamas se propagaron muy rápido y de una manera “agresiva”.
Regreso
“Hey, regresaré en cinco minutos, ¿Ya?”, fueron las últimas palabras de
Paul Walker, al despedirse momentáneamente de la reuión de caridad que
él y Rodas habían organizado. “Ellos estaban muy felices, no daban
crédito al éxito que habían conseguido”, dijo Eduardo Luna, dueño de un
almacén ubicado enfrente de donde se celebró el evento.