Antes
de tocar en México, Justin Bieber volvió a su casa de Los Angeles y
organizó una fiesta, pero esta vez tuvo muy en cuenta que no se filtrara
nada de lo que ocurriría allí.
Luego de que una
mujer lo grabara durmiendo en Brasil y de que sus custodios
protagonizaran un hecho violento a la salida de un boliche en Buenos
Aires, el cantante canadiense les hizo firmar a sus invitados un
contrato de confidencialidad en el cual se comprometían a pagar 3
millones de dólares si revelaban intimidades de lo ocurrido allí a la
prensa.
Según informó TMZ, la fiesta se hizo
el viernes y el contrato lo tuvieron que firmar tanto los 100 invitados
como las personas que trabajaban en el lugar.
En el
acuerdo, todos se comprometieron a no escribir ni una palabra en
Twitter, en Facebook ni en ninguna red social, así como no utilizar sus
teléfonos celulares para sacar fotos, grabar o mandar mensajes de texto.
La
policía fue llamada por los vecinos en tres oportunidades por ruidos
molestos en la vivienda de Bieber, pero la fiesta se pudo realizar con
normalidad, a pesar de que aseguraron que había olor a marihuana en la zona.
Esta
no es la primera vez que Justin les hace firmar un contrato a sus
invitados. En otras oportunidades llegó a pedir 5 millones de dólares al
que se animara a romper el silencio, informó infobae.com.