Jennifer Lawrence teme hacer el ridículo en público

Jennifer Lawrence todavía recuerda como si fuera ayer el leve tropezón que sufrió en la pasada ceremonia de los Óscar que la consagró como la mejor intérprete femenina de la temporada, por lo que desde ese momento tiene mucho cuidado a la hora de dar un paso de más en cualquier alfombra roja en la que se presenta.
"Mi madre siempre me enseñó a reírme de mí misma y a no tener demasiado en cuenta lo que los demás dicen de mí. Lo cierto es que es lo único que puedo hacer cuando sufro un pequeño incidente en público o cuando de mi boca salen algunas palabras de las que luego me arrepiento. En el caso de las caídas, la de los Óscar no es la única que he vivido en los últimos años, y por eso soy un manojo de nervioso antes de hacer acto de aparición en un evento público", confesó la joven artista al diario The Sun.
La estrella de Hollywood también ha aprendido a memorizar de alguna forma el largo listado de personas que, con el paso de los años, le ha ayudado a labrarse una sólida carrera en la gran pantalla, una técnica infalible para no ofender a nadie cuando se dispone a hacer públicos todos los agradecimientos que siguen a una de sus aclamadas actuaciones.
"Cuando me subo a un escenario por lo general me quedo bloqueada y sé que se me escapan muchas cosas que, en otras circunstancias, habría recordado perfectamente. Por ejemplo, normalmente se me olvida dar las gracias al director o a los productores de mis películas, o a otras personas que han tenido un papel fundamental en la cinta. Ahora he cambiado de estrategia, y me aprendo de antemano el discurso que voy a ofrecer si tengo opciones de llevarme un premio", aseguró la extrovertida actriz.








 
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