El humorista argentino Joaquín
Salvador Lavado, más conocido como Quino, confesó que prácticamente ha
dejado de dibujar por problemas en la vista pero aseguró que está
satisfecho de sus historias porque ha dicho "casi todo" lo que ha
sentido a lo largo de su vida.
"Yo quisiera seguir dibujando pero ya mis ojitos no me dan", dijo
Quino (Guaymallén, 1932) en un enlace telefónico con periodistas
mexicanos antes de ser homenajeado en la XXXIII Feria Internacional del
Libro de Oaxaca.
El dibujante argentino, "padre" de Mafalda, Susanita, Felipe y otros
inolvidables personajes, confesó que a sus 81 años ha dejado los lápices
"porque la edad también pesa para este trabajo" y que lo extraña porque
le gustaría "muchísimo poder hacerlo".
Si pudiera seguir, afirma, sus tiras cómicas versarían sobre "el tema
del espionaje global", de "las migraciones de un país a otro", "de la
isla de Lampedusa" y los inmigrantes que por cientos han muerto frente a
las costas italianas" y de "la guerra en Siria".
"La guerra siempre en alguna parte
del mundo lamentablemente la sigue habiendo", afirma este creador que en
su obra siempre abordó con un enorme compromiso "los temas políticos y
sociales" y trató de "contribuir a mitigarlos un poco".
Sobre la posibilidad de escribir algo para seguir creando, dijo que
lo había descartado porque si no es a través del dibujo, no sabe
expresarse: "Echo mano de la palabra para reforzar el dibujo pero, hacer
un libro sin dibujar, no sería capaz", apunta.
Quino se muestra tranquilo y crítico, como en sus mejores años, dice
estar en contacto con humoristas jóvenes aunque los ve "tal vez menos
preocupados por la parte política y social de lo que ocurre en el mundo"
que a los de su generación.