Tommy Morrison fue la última esperanza blanca del boxeo estadounidense en la categoría de los pesos pesados y junto a Sylvester Stallone, fue protagonista de la película Rocky 5 en 1990. Para esa época se encontraba en lo más alto de la fama pero de pronto aquel castillo de triunfos empezó a desmoronarse como suele suceder con quienes logran dama y fortuna sin suficiente sacrificio, formación y madurez para ello.
Tommy venía de origen pobre y apenas tenía 20 años, la aristocracia de EEUU se rendía a sus pies por ser el estereotipo del héroe americano: Joven, blanco, rubio y bien parecido. Los expertos deportivos lo hacían parecer mejor boxeador de lo que era y luego de vencer por knock out a muchos rivales mediocres, decían que podía derrotar a Mike Tyson, el gran campeón de la década.
Tommy venía de origen pobre y apenas tenía 20 años, la aristocracia de EEUU se rendía a sus pies por ser el estereotipo del héroe americano: Joven, blanco, rubio y bien parecido. Los expertos deportivos lo hacían parecer mejor boxeador de lo que era y luego de vencer por knock out a muchos rivales mediocres, decían que podía derrotar a Mike Tyson, el gran campeón de la década.
Sólo en la ficción del cine pudo conquistar el título de campeón (Rocky 5) como el chico malo, arrogante y resentido que traicionaba a su maestro deportivo (Sylvester Stallone) aunque más tarde en el propio film el viejo Rocky le pasaría factura. Cualquier parecido con la realidad tal vez sea pura coincidencia.
El infeliz final de Tommy estremeció al mundo del boxeo y a todo EEUU, confesó haber contraído la enfermedad del SIDA y esta fatalidad lo obligó a retirarse para siempre del deporte, a pesar de que mucho antes su carrera profesional ya estaba totalmente destruida.
Hubo rumores de que en realidad sufría la enfermedad de Guillam Barré. Finalmente, tras varios años de padecimiento, la noche del domingo 01 de septiembre de 2013, dejó de respirar el malogrado Tommy Morrison, con apenas 44 años de edad.
Por: Prof Jesus Silva
PlusFarandula