Otra
vela apaga este miércoles Lila Morillo, aunque se niega a revelar
cuántas. Polémica, ocurrente y especial, “La Maracucha de Oro” no
pierde su esencia. Así es ella, así ha sido siempre.
La celebración por este nuevo año de vida tendrá lugar en un paisaje caribeño. Según la intérprete de “El Cocotero”, sus hijas: Liliana y Lilibeth le tienen preparada una sorpresa. Planearon un viaje internacional y no le han dicho a dónde. Lila lo sabrá cuando esté en el aeropuerto.
Horas antes de esta gran aventura, la artista habló con el Diario PANORAMA y aseguró estar en su mejor momento. Tiene muchos proyectos: libros, discos y programas radiales. Además, se muestra abierta a cualquier ofrecimiento para ocupar cualquier cargo político.
—¿Cuántos años cumple?
—No importan tanto los años, sino las experiencias vividas. Lo mejor es que celebro mi cumpleaños conjuntamente con mis cincuenta años de carrera artística.
—¿Por qué esconde la edad?
—No la escondo, solo pienso que no es necesario revelarla. Todos hablan, pero nadie sabe cuántos años tengo.
—¿Le tema a los años?
—No se trata de eso. Simplemente le tengo respeto a un libro en el que relataré mi historia. Ahí cuento cómo fue que me hicieron adulta antes de tiempo para poder cantar en lugares donde no recibían menores. En el texto mostraré las pruebas, partida de nacimiento y documentos que hagan constar cuándo nací.
—¿Cómo celebrará?
—Mis hijas me tienen preparada una sorpresa. Haremos un viaje junto con mi mamá, mi hermana Ivonne, todo el grupo completo, pero no me quieren decir a dónde. Creo que es una isla del Caribe. Presiento que será un tour, en un yate. Fíjate que tenía pautados unos programas de televisión y tuve que cancelarlos.
—¿Cuál ha sido el mejor regalo de cumpleaños que ha recibido?
—He recibido mucho cariño, mucho amor y respeto del público, eso me complace. Estoy agradecida con la vida por darme la dicha de vivir muchas cosas hermosas. Me dio ese hermoso regalo que fue parir a mis hijas, ser madre. Ahora disfruto mi etapa de abuela con Galilea, la hija de Liliana, que va a cumplir 18 años. Esa es una Morillo de pura cepa.
—¿No se consentirá en el quirófano esta vez?
—No, no. Eso lo haría en el futuro. Muchas veces he entrado al quirófano por emergencias de salud, no por estética. Se ha dicho y escrito mucho, hecho que me da mucha risa. Por ejemplo, por ahí leí que Lila Morillo iba a cumplir 73 años y así han inventado la edad, las cirugías y muchas cosas más. Pero la verdad de todo la sabrán en mi biografía.
—¿Cuándo la lanzará?
—Pienso retirarme este año para poder escribirla porque los compromisos, la familia y las llamadas telefónicas no me dejan. Es imposible. La persona tiene que retirarse para ser honesta con Dios, con el público y consigo misma. Me iré a un lugar que no diré, para estar tranquila, pero igual les estaré informando, a lo mejor hasta haga llegar fotos...
—¿Qué tanta polémica habrá en ese libro?
—Bastante. Y es que lo que ha salido de Lila solo es la mitad. De mí no se sabe todo. Hay cosas que el ser humano oculta; ya sea por respeto a la familia, por respeto a sí misma, entonces hay algo que quizás no se ha preguntado y sí lo hacen, tampoco responderé; deben leer mi libro y sabrán de qué hablo.
—¿La biografía será por capítulos?
—Sí, por capítulos. Posiblemente se haga en otros idiomas y tal vez se lleve hasta dos tomos, porque mi vida es muy extensa y me ha pasado de todo. Recuerda que comencé muy joven en esta carrera tan difícil.
—¿Cuánto le dedicará a “El Puma”?
—Le dedicaré lo necesario. Contaré lo hermosa que fue nuestra convivencia porque nosotros convivimos y conocimos a Jesucristo juntos. Fuimos a las aguas y nos bautizamos como Juan bautizó a Jesús. Hablaré de los 22 años de su vida que me regaló y que le regalé. Pero, ¡ojo! No es un libro dedicado a nadie.
—Ahora que sus compañeros artistas se lanzan al ruedo político, ¿le gustaría retomar sus intereses en este ambiente?
—Desearía estar en esos puestos porque yo nací para servir. También quisiera ser alcaldesa. La palabra de Dios dice que es mejor servir que ser servido. Yo tengo mucho qué hacer por mi pueblo, por mi raza indígena que ha sido tan marginada. Tengo mucho que dar; nací entre pescadores. Me emociona pensarlo porque mi papá fue un chofer de “por puesto”. Manejaba para la ruta de El Milagro, desde el mercado hasta el matadero. Podría ayudar a mucha gente, a la iglesia que está tan abandonada. No me negaría a aceptar una invitación política porque es un poder para ayudar al pueblo. Muchos lo utilizan para ayudarse ellos mismos y sus familias. Cuando el pueblo elige lo hace para tener una mejor calidad de vida.