La actriz Lindsay Lohan reconoció
su adicción al alcohol y aseguró que llegó a "querer" ir a la cárcel
para encontrar "algo de paz" en 2010, en una entrevista con la estrella
televisiva Oprah Winfrey.
"Extrañamente, al estar en plena
adicción y tener todo ese caos alrededor, en algún lugar dentro de mí
sabía que quería ir a la cárcel. Fue un modo de encontrar algo de paz y
no tener otra opción que sentarme y esperar", afirmó Lohan en el
programa "Oprah's Next Chapter".
La entrevista, emitida el domingo
por la noche, se produjo cuatro días después de que la actriz saliese de
un periodo de rehabilitación de 90 días en un centro de California
(EE.UU.).
Lohan aseguró que era adicta fundamentalmente al alcohol y afirmó "que solo tomó cocaína 10 o 15 veces".
"La cocaína era más una cuestión de fiesta. La gente la tenía y la
tomaba. Iba de la mano con la bebida", indicó la protagonista de "Mean
Girls".
Lohan, de 27 años, lamentó que fuese utilizada por los medios y la
opinión pública, en palabras de Winfrey, como "un adjetivo y verbo para
el mal comportamiento y una estrella infantil por el mal camino".
Reconoció, no obstante, que ella misma es "su peor enemigo" y afirmó
su compromiso tras salir del centro de rehabilitación por "dejar atrás
el pasado".
En marzo de este año, Lindsay Lohan evitó entrar en prisión tras
acordar con las autoridades someterse a un nuevo tratamiento de
rehabilitación en una clínica durante tres meses.
Lohan llegó a esa situación por mentir a la policía en un accidente
de tráfico en el que se vio envuelta en junio de 2012 mientras se
encontraba en libertad condicional por un delito de hurto que cometió en
2011.
Tras la salida de su programa de desintoxicación, Lohan ha estrenado a
comienzos de agosto su nueva película, "The Canyons", en la que aparece
junto al actor porno James Deen.