No solo una. Viviana Gibelli dice que se ha colocado varias pelucas y
extensiones de cabello, entre otros artificios de belleza, para animar
el reality show del Miss venezuela.
Poco
acostumbrada a estas herramientas, jura ella, decidió permitírselas en
esta ocasión por una razón: sobre todo quiere divertirse mientras anima
Todo por la corona, que se estrena el próximo lunes, a las 8:00
de la noche, por la señal de Venevisión (y al día siguiente por la de
Sony Entertainment Television).
"Yo casi nunca he usado
peluca o postizo porque realmente tengo buen cabello, pero quería lucir
diferente, renovada, porque se trata de un programa diferente. No podía
salir igualita que en La guerra de los sexos. No podía salir igualita que en Confidencias.
Así que empecé a jugar. A vacilármelo. Y a pasármela bien. Porque a
estas alturas de la vida uno lo que quiere es hacer bien las cosas y,
además, divertirse", advierte Gibelli, quien acto seguido se anima a
contar en qué consiste su participación en el programa de realidad.
Ella,
que llevó la banda de Miss Monagas en el certamen de belleza nacional
del año 1987, será quien guíe los pasos de las 60 jóvenes que este año
se disputarán un lugar en el concurso de Miss Venezuela. "Así que
digamos que voy a ser el hilo conductor entre las candidatas y el
jurado, pero también entre las misses y los televidentes. Es decir que
yo soy la que organiza todo allá adentro", explica.
Lo que no
quiere decir, por cierto, que no tenga voz y voto en la contienda. "Yo
discuto con los integrantes del jurado. No abiertamente, pero sí digo lo
que pienso de cada una de las candidatas. Porque hay cosas, por
ejemplo, con las que yo no estoy de acuerdo con Osmel (Sousa). Para mí
hay momentos en los que debe prevalecer el esfuerzo y la inteligencia
por encima de la belleza física. Pero él apunta más hacia ese tipo de
cosas. Y a veces, cuando me toca abogar por algunas de las chicas, el
profesor (José Rafael) Briceño me dice: '¡Ay, sí, Santa Viviana!". Y
entonces es cuando yo les digo que tienen que darle un chance a algunas
chicas, porque nadie llega aquí convertida en una fiera".
"Más
bien son unas pelaítas", respinga Gibelli. "Pero unas pelaítas que, sin
embargo, no son tan inocentes como las misses de antes. No sé si es
porque el Miss Venezuela se ha abierto cada vez más al mundo, pero estas
chicas vienen como más entrenadas y, digamos, con más mundo", explica
la animadora, para quien las 60 candidatas del programa de realidad Todo por la corona el proceso será muchísimo más complicado que el vivido por las generaciones pasadas de misses.
"¡Muchísimo
más cuesta arriba! Porque nosotras tuvimos clases de pasarela, de
oratoria, de expresión, es decir más o menos el mismo pensum que tienen las candidatas ahora, pero ninguna de nosotras vivió antes un reality.
Ahora es mucho más difícil y reñido el proceso de participar en el
certamen final", agrega la también actriz, que no esconde que incluso la
verán soltar el lagrimón cuando le toque despedir a alguna de las
participantes.
"Yo sabía que eso iba a ser inevitable, porque
tiene que ver con los sueños de cada una, y porque uno en algún momento
sintió ese temor de no quedar, de no estar, aunque a mí no me
eliminaron, gracias a Dios", aclara Gibelli, quien ya tiene hasta sus
favoritas.
"Hay unas que me gustan más que otras, porque apenas
llegaron se metieron de lleno en su rol, es decir, asumieron el espíritu
del certamen. No me gustan las que solo vinieron a vivir una
experiencia diferente. Tampoco me gustan las que vienen ya pre
fabricadas o montadísimas, que las hay. A mí me encantan las que son
auténticas. Es impresionante ver cómo se van transformando, cómo van
asumiendo el hecho de que ahora son misses, y cómo le echan un camión...
A esas me encanta verlas. Pero uno nunca sabe porque, yo, por ejemplo,
fui un verdadero batacazo. Siempre se lo recuerdo a Osmel (Sousa) y nos
reímos. Yo no era de sus favoritas, no señor, y fíjate tú", finaliza.