El propio Ismael Cala confesó, en su reciente visita a Venezuela, que a
veces se queda loco cuando la gente le dice que está dispuesta a pagar
pasaje y hospedaje sólo para ir a su programa de entrevistas en la sede
de CNN en Español en Miami. Y lo hace, si se quiere, desde la ingenuidad
al afirmar que "con que te den tan solo un minuto en televisión es
importantísimo", cuando en realidad la cola se debe a él. A que muchos
mueren (en el sentido metafórico del término, por favor), y hasta se
autopromueven, para que el cubano los entreviste.
Lo cierto es que Cala es un hombre encantador. Posee el don de la palabra, no le preocupa contestar cualquier pregunta ("y mira que me han hecho bastantes tontas") y cuando anda por ahí se toma fotos con todo el que se lo pide.
- ¿Ya usted dejó de ser periodista para ser una celebridad?
- (Risas) Yo nunca voy a perder mi esencia, pero, claro, estar todos los días en televisión te da una exposición que, aunque no busques, la tienes. Y sí, puedo decir que soy periodista-celebridad.
- ¿Tiene que acostumbrarse a lucir radiante y a los paparazzi?
- Estoy en régimen de alimentación y de ejercicio, porque tienes que cuidar la imagen. Pero confieso que aun cuando no he sido asediado, a veces los paparazzi me persiguen y no me gusta porque soy celoso de mi vida privada.
- ¿Hay quien cree que por estar en el Miss Venezuela pierde credibilidad en su trabajo?
- Tenía una idea equivocada de los concursos de belleza, que traía de Cuba, hasta que Joaquín (Riviera) me invitó. Ahora puedo decir que admiro a esas muchachas.
- ¿Sufrió mucho el año pasado en el momento de la entrevista?
- ¡Uy, sí! Me reuní con cada una el día anterior y de esas conversaciones diseñé una pregunta para ellas. El día de la elección muchas fueron víctimas de los nervios y no sabía qué hacer para ayudarlas.
- ¿Se planteó participar en un concurso de belleza masculina?
- ¿Yo? No tengo tamaño y cuando era joven me decían lagartija y mosquito. Fui víctima de bullying y eso me creó problemas de autoestima. A mis 44 años es que he mejorado (Risas).
- ¿Le molesta que lo sigan comparando con Larry King?
- Es un honor para mí, porque es mi mentor. Cuando lo conocí no lo podía creer. Menos daba crédito cuando me escribió para desearme lo mejor.
Lo cierto es que Cala es un hombre encantador. Posee el don de la palabra, no le preocupa contestar cualquier pregunta ("y mira que me han hecho bastantes tontas") y cuando anda por ahí se toma fotos con todo el que se lo pide.
- ¿Ya usted dejó de ser periodista para ser una celebridad?
- (Risas) Yo nunca voy a perder mi esencia, pero, claro, estar todos los días en televisión te da una exposición que, aunque no busques, la tienes. Y sí, puedo decir que soy periodista-celebridad.
- ¿Tiene que acostumbrarse a lucir radiante y a los paparazzi?
- Estoy en régimen de alimentación y de ejercicio, porque tienes que cuidar la imagen. Pero confieso que aun cuando no he sido asediado, a veces los paparazzi me persiguen y no me gusta porque soy celoso de mi vida privada.
- ¿Hay quien cree que por estar en el Miss Venezuela pierde credibilidad en su trabajo?
- Tenía una idea equivocada de los concursos de belleza, que traía de Cuba, hasta que Joaquín (Riviera) me invitó. Ahora puedo decir que admiro a esas muchachas.
- ¿Sufrió mucho el año pasado en el momento de la entrevista?
- ¡Uy, sí! Me reuní con cada una el día anterior y de esas conversaciones diseñé una pregunta para ellas. El día de la elección muchas fueron víctimas de los nervios y no sabía qué hacer para ayudarlas.
- ¿Se planteó participar en un concurso de belleza masculina?
- ¿Yo? No tengo tamaño y cuando era joven me decían lagartija y mosquito. Fui víctima de bullying y eso me creó problemas de autoestima. A mis 44 años es que he mejorado (Risas).
- ¿Le molesta que lo sigan comparando con Larry King?
- Es un honor para mí, porque es mi mentor. Cuando lo conocí no lo podía creer. Menos daba crédito cuando me escribió para desearme lo mejor.