El bebé real, otro acontecimiento feliz para los Windsor

Un año después del triunfal Jubileo de Diamante de la reina Isabel II, los Windsor esperan otro feliz acontecimiento a mediados de julio: el nacimiento del "royal baby" de Catalina y Guillermo, que suscita un interés planetario.
¿Niño o niña? Oficialmente, la pareja que se casó ante más de 1.000 millones de telespectadores en 2011 no quiso saber el sexo de su primogénito.
Hace poco, esta cuestión hubiese sido de crucial importancia. Hoy es anodina.
El recién nacido se colará -para quedarse- en el tercer lugar de la línea sucesoria con el destino de convertirse un día en el 43º monarca desde Guillermo el Conquistador en 1066.
Pero antaño las mujeres sólo eran reinas si no tenían hermanos, en virtud de una ley ancestral de primogenitura masculina.
Su abolición, aprobada en el Reino Unido pero que todavía debe ser ratificada por otros países de la Commonwealth, significa que la Alteza Real nacida en el año de gracia de 2013 tiene asegurado suceder a su abuelo Carlos (príncipe de Gales, de 64 años) y a su padre Guillermo (Barón de Carrickfergus, Conde de Strathearn y duque de Cambridge, de 31 años).
Más allá de las consideraciones de orden genealógico, los medios de comunicación del mundo entero, rosas o no, manifiestan un gran interés por el nuevo cuento de hadas cuidadosamente encuadrado por el palacio de Buckingham.
El nacimiento está previsto a "mediados de julio" en la exclusiva ala Lindon del hospital St Mary de Londres, el mismo lugar donde la princesa Diana tuvo a Guillermo y a su hermano Enrique.

Sin embargo, decenas de fotógrafos y cámaras montan guardia frente al centro desde el 1 de julio.
Según los cronistas reales informados por el palacio, tras el alumbramiento -a priori por vía natural y en presencia del padre-, el equipo médico redactará confidencialmente el acta de nacimiento.
El documento será transportado a continuación en un sobre sellado y bajo escolta policial al palacio de Buckingham, para informar en primicia a la reina y bisabuela del bebé, de 87 años.
La tradición quiere que la nota se exponga luego en un caballete en la entrada de la residencia real, con la precisión del sexo del bebé. El nombre se revela después, en un plazo que va de varios días a un mes.
Habrá "cierta teatralidad", señaló divertido el historiador Hugo Vickers. Pero el nacimiento también se anunciará en Twitter y Facebook, una primicia en la historia del reino milenario.
El ceremonial incluye 103 cañonazos y una sesión oficial de foto y vídeo, que será seguida por millones de imágenes.
Durante su embarazo, Catalina cumplió con 19 compromisos públicos que contribuyeron al ascenso de su popularidad. Esta se acerca ya a la de la difunta Diana, que hubiera sido su suegra.
El único comentario disonante fue mal recibido. Fue cuando la aclamada escritora Hilary Mantel se atrevió a hablar de "una muñeca sin personalidad" con como "única razón de ser" asegurar la descendencia de la familia reinante.
Ya ha sido bautizado como el "bebé más famoso del mundo" por la prensa. Pero el príncipe Guillermo aspira a la máxima intimidad y espera protegerlo de una prensa a la que culpa de haber acosado a Diana y fotografiado a Catalina en topless en Francia.
De antemano, el palacio instó a "todos los representantes de la prensa a mostrar un grado apropiado de sensibilidad".
La advertencia no evitó la oleada de especulaciones sobre la mayor o menor modernidad de la educación que recibirá el recién nacido; el número de niñeras que tendrá; el papel de los abuelos.
Del lado materno, los Middleton, que hicieron fortuna con una empresa de artículos para fiestas, deben encarnar la normalidad relativa que busca Guillermo. Del lado paterno, Carlos y Camila ofrecen un modelo más formal, incluso estirado.
Jorge, Jaime, Carlota, Alejandra encabezan las apuestas para el nombre, pero los fabricantes de 'souvenirs' esperan información veraz antes de lanzarse a producir en masa objetos personalizados.
Sin esperar, Julia Gillard, la ex primera ministra australiana, empezó a tejer un canguro que se sumará a la avalancha de regalos de todo el mundo.
El nacimiento debería engendrar un "feel good factor", un sentimiento de bienestar necesario en época de austeridad.
Beneficiará a la monarquía, criticada en los años 80 y en la cima de su popularidad en 2012 con ocasión del 60 aniversario del reinado de Isabel II.


 
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