Hace diez años y con pocos días de
diferencia se apagaron las voces de dos grandes de la música cubana con
diferentes trayectorias pero cuyo legado sigue presente: Compay Segundo,
que paseó el son por medio mundo, y Celia Cruz, la reina de la salsa al
irrepetible grito de su “¡Azúcar!”.
Compay, identificado como el “Patriarca del Son”, y Celia, “la
Guarachera de Cuba”, fallecieron con tres días de diferencia en julio de
2003: él murió el 13 en su casa de La Habana, y ella el 16, pero en
Nueva Jersey (Estados Unidos).
Máximo Francisco Repilado Muñoz (1907-2003), más conocido como Compay
Segundo, fue un músico, compositor y cantante con voz de tenor que
inició su trayectoria artística muy joven en la década de los años
treinta del siglo pasado en su provincia natal Santiago de Cuba.
Después de transitar por el grupo Matamoros, la orquesta de Benny
Moré y el dúo “Los Compadres”, Compay permaneció en el ostracismo hasta
que en 1989 comienza a reverdecer su carrera con su participación en un
Festival en el Smithsonian Institute de Washington, y tras conocer al
músico español Santiago Auserón, artífice de sus visitas a España en
1994 y 1995.
El salto definitivo a la fama internacional le llegó con más de 80
años, cuando en 1997 participó en el proyecto musical Buena Vista Social
Club, impulsado por el guitarrista estadounidense Ry Cooder, que logró
reunir a un grupo de leyendas de la música tradicional cubana, muchas de
ellas olvidadas, para grabar un disco.
Desde entonces, Compay, tocado de sus inseparables sombrero y puro
habano, paseó su simpatía, elegancia y carisma por el mundo entero,
desde el Carnegie Hall de Nueva York, el Olympia de París, la Sala Nervi
del Vaticano o Japón, donde dejó la aromática sonoridad de su
“Chan-Chan”, su canción más famosa.
La guitarra fue el instrumento que lo acompañó hasta el final de su
longeva carrera musical sin que el clarinete, el bongó y la tumbadora le
fueran instrumentos ajenos, aunque se le recordará también por inventar
el “armónico”: un híbrido de siete cuerdas entre la guitarra española,
el tres cubano y el laúd.
En su casa-museo en el barrio habanero de Miramar se conservan su
armónico, partituras, numerosos discos de oro, premios como el Grammy
que obtuvo el disco de Buenavista Social Club al mejor trabajo de música
latina y pertenencias personales.
En sus paredes aparece un amplio recordatorio gráfico de sus éxitos y
encuentros con personalidades de distintas áreas como el expresidente
cubano Fidel Castro, el fallecido Juan Pablo II, o el actor
estadounidense Michael Douglas y su esposa Catherine Zeta-Jones.
Allí sigue ensayando la banda heredera de su legado, el Grupo Compay
Segundo, que ha continuado su trabajo con el mismo formato estructural
de nueve músicos dirigidos por Salvador Repilado, hijo del famoso
músico.
“Se perdió el líder y un familiar muy cercano que siempre me parece
está conmigo, eso me da fortaleza espiritual, y a la distancia de estos
diez años se mantiene vivo su recuerdo junto a nosotros porque Compay es
parte del patrimonio de la música cubana”, declaró su hijo Salvador.
El emblemático grupo ofrecerá esta noche un concierto especial en
homenaje al desaparecido artista en el Hotel Nacional de La Habana, en
el que actúan regularmente cuando no están de gira por el extranjero.
La banda acaba de regresar de una gira por Francia en la que ofreció
diez conciertos, a finales de este mes irá a Italia y también trabaja en
un disco con canciones inéditas de Compay, en los estudios Abdala y PM
Records de Pablo Milanés.
En pocos días también se cumplirá una década de la muerte de Celia
Cruz, otra leyenda de la música cubana, pero más recordada en el
exterior que en Cuba: se fue de la isla el 16 de julio de 1960 tras el
triunfo de la revolución castrista, para radicarse en EEUU y nunca más
volver.
Quien fuera la voz de la orquesta “Sonora Matancera” y que
inmortalizó el tema “Matasiguaraya”, desapareció de los medios
radiofónicos de la isla y hasta ahora no se ha vuelto a escuchar.
Contraria al régimen de Fidel Castro y censurada durante décadas en
la isla, a Úrsula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso (1925-2003),
conocida por el nombre artístico de Celia Cruz, le quedan dos primas en
Cuba, Mercedes y Georgina Figueras Alfonso, de 68 y 73 de edad.
“La recuerdo con aquella sonrisa alegre, aunque desde que se fue
nunca volví a verla, pero hablábamos por teléfono, nunca perdimos la
comunicación”, dijo Mercedes Figueras.
“Ella subió a la cúspide como artista. Empezó muy joven y fue una de
las mejores cantantes de su época y además una buena cubana porque ella
siempre anheló su tierra”, señaló.
En este aniversario, Mercedes dice que hará “como todos los años,
somos religiosas, vamos a la iglesia y oramos por ella para que su
espíritu siga avanzando con luz y progreso”.