Actualmente Luis Gerónimo Abreu es uno de actores más cotizados de la televisión venezolana y muestra de ello es tener la fortuna de protagonizar dos novelas en un mercado que cada año luce más difícil o cuesta arriba para los artistas nacionales.
Este artista está a pocos días de culminar las grabaciones de la serie dramática Los secretos de Lucía, que por su fuerte contenido no se transmitirá para la señal abierta local. Sin embargo, en Venevisión le han encomendado el papel principal de la nueva Corazón de Esmeralda junto con la exmiss Venezuela, Irene Esser.
—¿Cómo se prepara para asumir el rol protagónico en Corazón de Esmeralda?
— Este jueves recibí el primer libreto de la novela o más bien fue una reunión de coordinación con los productores de dramáticos del canal. En realidad, aún debo culminar de grabar algunas escenas pendientes de Los Secretos de Lucía para luego entrompar este nuevo proyecto.
—¿El título no le suena a telenovela romántica o historia rosa?
—Cierto, es un personaje separado y muy distinto a lo que hice en La viuda joven y el actual de Los secretos de Lucía. Se trata de una novela bastante rosa, inspirada en la ecología y un toque de valores tratando de adaptarse a los horarios venezolanos. Por eso tampoco dejará de tener gran dosis de humor o comedia y aunque sea tradicional romántica será muy actualizada o adaptada a estos tiempos.
—¿Cómo hace para estructurar dos papeles distintos en dos novelas consecutivas?
— Precisamente estoy tratando de negociar unas breves vacaciones de apenas una semana o cinco días. Me gusta despejarme, limpiarme la mente y me llevo los nuevos libretos, sin embargo, sucede que estoy actuando también en una obra de teatro. Mi esposa Claudia (La Gatta) terminó de grabar la novela Las Bandidas, pero resulta que tiene en puertas una película.
—¿Qué opinión le merece protagonizar con la debutante Irene Esser (Miss Venezuela 2011)?
—El compromiso con mi trabajo de actor es igual al máximo, pero debo decir que no es la primera vez que protagonizo junto con una pareja que debuta en la actuación. Tengo el propósito de ser incondicional con Irene y ayudarla en lo que se necesite. Yo entiendo los nervios de ella porque a todos nos ha pasado y lo lógico es contar conmigo en lo profesional.
—¿Cuál es la diferencia de haber trabajado para TV Azteca en comparación con la televisión de Venezuela?
—Sin dudas que lo primero sería el dinero que se invierte para producir una novela en cuanto a estudios de televisión, tecnología e infraestructura y escenografías. Añoro el sindicato de México y de cómo te cuidan para no trabajar exceso de horas extras y cobertura social. La TV venezolana fue pionera en dramáticos, pero hemos perdido hasta ese sitial.
—¿Tiene pendiente a nivel profesional ser un malvado villano de novelas?
—Los villanos son papeles muy enriquecedores para los actores. Yo hice un malvado en la novela El amor las vuelve locas, donde era la propia rata. Supongo que vendrá para poderlo disfrutar a horrores. El rol que me tocó en Los secretos de Lucía, ni es malo ni es bueno, pero es un tipo muy egoísta.
—¿Usted es metódico para aportarle a los protagónicos o solicitar algún look en particular?
— Me gusta aportar ideas y conversar mucho con la gente del departamento de vestuario e imagen del canal. Ahora tengo el cabello largo y me lo cortaré para asumir en Corazón de Esmeralda. Lo ideal es armarlo en consenso y tengo por costumbre comprarle o más bien regalarle de mi bolsillo algún vestuario a mis personajes.
—¿Se considera un fanático del gimnasio y los deportes?
— En serio que últimamente con los años estoy un poco más flojo para entrenar. Juego fútbol con el colegio La Salle y si me gusta caminar. Mi esposa Claudia me odia porque mientras ella se come una ensalada con lechugas yo prefiero una hamburguesa o dos pepitos caraqueños. Tengo una semana que volví al gimnasio.
—¿Está preparado para ser padre en vida real?
—Claudia La Gatta y yo queremos, pero afortunadamente la carreara de ella ha tenido un ascenso vertiginoso en los últimos dos años y no ha parado de trabajar. Ya le dije que pronto soltaré el freno de mano para ser padre.
—¿Le gustaría ser presidente de la Casa del artista de Venezuela?
—Ni por la mente me había pasado, sin embargo si me tocara lo asumiría para ayudar socialmente al gremio artístico, sin ningún interés económico.